jueves, 3 de octubre de 2013

Breve disertación sobre la masculinidad.

(Esta entrada inaugura otro tipo de columnas en este blog, más relacionadas con la intimidad del autor que con los fines del blog mismo. Lo aquí expresado son meras reflexiones e impresiones personales, carentes de cualquier rigor de conocimiento y completamente llenas de elementos subjetivos). 

Ultimamente he sentido una necesidad de conocerme con mayor profundidad, y trata de corregir aquello que claramente no ha funcionado y que creo es la causa por la cual, algunos aspectos de mi vida personal se encuentran en franco estancamiento y que de muchas maneras me afectan y lastiman.

Dentro de esta serie de reflexiones realicé un ejercicio con algunos de mis amigos, consistente en preguntarles como visualizarian a mi eventual novio, así como cuál percibían o sentían que era el mensaje que yo mandaba hacía el exterior. En una especie de saber si lo que yo pensaba, era lo que quienes me conocen saben y más aun, cuál era el mensaje que quienes me conocen, perciben.

Los resultados fueron bastante interesantes. En términos llanos, todos coinciden que debo buscar una persona inteligente, que sepa no sólo entender sino compartir tanto mi lado serio como mi lado más chusco o vacuo, que sea un complemento para mi.

Eso me llevo a reflexionar, introspectar y revisar muchas cosas. Así llegue a la conclusión de que uno de mis principales errores radican en el hecho de que nunca he buscado una persona que me complemente, he buscado un igual.

¿A qué me refiero? Nunca he buscado alguien con quien si bien comparta gustos, sea diferente de tal manera que me complemente. Siempre he buscado gente que sea como yo.

¿Porqué? Porqué yo no los veía como mis iguales, los veía como mis complementos.
¿Porqué? Porqué no me aceptaba/reconocía como realmente soy.

Y entonces topé que eso se debe a como concebía y como me hacía ruido mi masculinidad.

Siempre me asumí o me quise ver como 'el fuerte', 'el masculino', 'el dominante','el protector' de la relación. Para ponerlo en mis términos banales me concebía como 'El Príncipe del Cuento', o incluso en términos sexuales como el 'activo'.

Por eso busco aquellos que considero a los que debo proteger, a los que debo ayudar, a los que son más jóvenes que yo, a los que me necesiten, incluso en términos políticamente incorrectos, por eso me fijo en chicos más afeminados, más 'Princesas', más 'pasivos' que yo.

También por eso me hacia mucho ruido, la disonancia entre mi yo serio y mi yo chusco. Y me di cuenta que no es porqué sea un enfrentamiento entre lo intelectual con lo vacuo como yo lo veía, sino porqué era un enfrentamiento entre mi lado chusco, mi lado más gay, mi lado más niña (que además no se ni que tan 'lado' sea cuando impregna o define casi todos los aspectos de mi vida) con esa idea, esa carga sobre lo masculino que debo ser.

Ahí fue cuando caí en cuenta de que fui educado con ciertos estructuras de pensamiento sobre lo que debe ser un hombre, sobre lo que debe ser masculino, sobre lo que debo proyectar hacía los demás. Y no sólo fueron estructuras que me impusieron, fueron estructuras que me creí, que compré, que me bebí completitas. Y que al final me causaban un gran conflicto.

Es horrible darte cuenta que estas enfrentado contigo mismo, cuando no lo creías. Yo jamás pensé que había comprado estos moldes de lo masculino y lo femenino. En mi mente decía 'soy gay, acepté que lo soy, conmigo no funcionan esos  estereotipos de ser hombre, yo nunca tuve conflictos de identidad para aceptarlo'. Falso, no tuve conflictos para aceptar mi orientación sexual, pero tengo conflictos para aceptar mi personalidad que choca con las ideas sociales de lo masculino y lo femenino.

'No importa que sea gay, otra cosa es que sea una jotita, eso si esta mal'. Es una frase que he escuchado muchas veces en mi estructura familiar, y que aunque yo se que rechazaba pensaba que no me importaba. Hasta que caí en cuenta de que me la creí, y eso definía mi comportamiento.
 
Ergo, tengo miedo a asumir y aceptar lo que soy, por las construcciones sobre masculinidad que movían mi vida.

Eso no quiere decir que ahora vaya a asumir el otro rol. No quiere decir que de ahora en adelante vaya a ser 'la Princesa', el pasivo, el necesitado, el protegido de la relación. Porqué sería entrar en la lógica de reproducir otras estructuras de pensamiento (en este caso sobre lo que se considera femenino) sobre como debes ser.

Creo que el punto va a ser destruir esas estructuras que tengo, esas ideas de masculinidad, para así poder aceptarme como soy, y aceptar que si, soy muy inteligente, intelectual y lo quieras, pero también soy muy niña, soy muy chusco, que no puedo combatir que soy mucho lo que la sociedad cataloga como femenino, porqué sería reprimir mi esencia.

Retomando el punto del ejercicio, borrando esas ideas, podré empezar a buscar y hallar otro tipo de gente, que por ejemplo sea inteligente, porqué hasta la fecha rara vez he buscado a  alguien inteligente por huir de una competencia de intelectos, donde mi 'masculindad' saldría herida.

Que por ejemplo sean serios, porqué el serio debo ser yo, no debían ser ellos. Que ellos podrían ser la Princesa de la relación porqué yo era el Príncipe.

Por eso no topaba complementos, topaba iguales. Y los iguales no se pueden juntar porqué no funcionan. Porqué sólo buscaba darle falsos alivios a mi idea de masculinidad, cuando eso me estaba asfixiando y me estaba haciendo rechazar lo que por naturaleza soy.

Pero incluso más allá de las relaciones, romper esas estructuras me llevará a un proceso de estar en paz conmigo mismo. Necesito dejar de criticarme, necesito dejar pensar que estoy actuando muy gay o muy niña, necesito dejar de ser tan duro conmigo mismo.

Y se vuelve muy complicado. Porqué existía una especie de batalla interna dentro de mi donde por un lado algunas ideas y estructuras mías perseguían cual policías Nazis a otros aspectos de mi personalidad porqué consideraba que estaban mal, que eran muy femeninas, que no eran bien vistas en un hombre.

Yo mismo estaba rechazando buena parte de lo que soy, estaba rechazando muchas cosas que me hacen feliz, estaba rechazando una parte importante de mi esencia.

Ya no quiero huir de ser lo que me mueve, por culpa de las telarañas y moldes que me impusieron y yo alimenté y fortalecí. Necesito ser lo que soy, y entonces mostrarlo sin ataduras y sin miedo a que la sociedad y yo mismo, me catalogue de 'masculino' o 'femenino'.

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