lunes, 25 de mayo de 2015

Mi problema con Morena

La Madeja del Gato (electoral)
Madeja #302
Por Christopher Vergara

Para cualquier elector de izquierda (de esos que razonan su voto y no votan no'más por un personaje, un beneficio o una costumbre), la aparición en el firmamento político de un partido como Morena, fundado y dirigido por Andrés Manuel López Obrador sin duda alguna llama al debate, en especial cuando las opciones tradicionales de izquierda se hallan en una crisis de aquellas que sólo se ven cada cierto tiempo. 

Este proceso electoral en particular más que otros, he estado muy abierto y meditante de todas las opciones políticas en el firmamento, desde aquellas por las que jamás votaré como Acción Nacional, hasta las francamente risibles como el Partido Verde, pasando por todo el amplio espectro político, especialmente por los partidos que se asumen de izquierda. En el caso de Morena, mi análisis empezó con bastante expectativa y algo de emoción que se ha ido desinflando a pasos agigantados. 

Morena arrastra muchos de los problemas y deficiencias que ideológica y programáticamente arrastra Andrés Manuel López Obrador, pero los exponencía a nivel de partido político, lo cual le resta demasiada seriedad como opción política. Anteriormente, cuando Andrés Manuel estaba en el PRD y remoras aquello no era un problema pues ese era un coctel político que limitaba sus respectivos fallos. 

Morena al ser basicamente un partido de masas que sigue la voluntad de un hombre, se vuelve por tanto un partido donde los excesos de Andrés Manuel son notorios por todos lados. Retomando una frase que le leí hace poco a Leo Zuckerman, los diagnósticos de Andrés Manuel son los correctos, pero sus soluciones siempre son limitadas o insuficientes. 

Veamos un caso. El mayor estandarte de Morena en estas elecciones es la corrupción. Para Andrés Manuel y por tanto para Morena el problema más grande que enfrenta México es la corrupción. Su solución es 'limpiar de corrupción a México'. Y ya. La oferta programática de Andrés Manuel se basa más en la 'honestidad moral' de sus políticos, que en otra cosa. 

Pero eso no es suficiente, en especial cuando se va a elegir la Cámara de Diputados cuya mayor función es hacer leyes. Algo en lo que Andrés Manuel no cree, porque si algo tiende continuamente a descalificar son las nuevas leyes. En palabras de Andrés Manuel, 'las leyes actuales están bien, no se necesitan otras, basta que se apliquen'. Con base en este pensamiento es que Andrés Manuel se ha opuesto a cualquier reforma hecha en los últimos diez años, entre ellas la del Sistema Nacional Anticorrupción. 

El principal problema resulta que un sistema político no puede partir de la 'honestidad moral' de quienes dirigen sus instituciones para asegurar que no haya corrupción. Sería pecar de ingenuos. Es necesario un marco legal porque en algún punto, sea desde el Presidente hasta el más humilde servidor que atiende la ventanilla de la presidencia municipal más perdida de México se va a presentar un acto de corrupción. Por eso es necesario un sistema que de forma general y funcional atienda esas deficiencias. 

Y en general así son todas las soluciones de Andrés Manuel. Plantea revertir la reforma energética pero no plantea como modernizar a Pemex más allá de 'administrarla con honradez', plantea no permitir que ningún joven se quede sin educación sin resolver como aumentar la saturada demanda educativa, plantea impedir la privatización del agua sin señalar como enfrentar la crisis hídrica, y así un largo etcétera. 

Eso además nos lleva a otro problema. Andrés Manuel está ensimismado políticamente. Considera que el es el único que tiene la solución para los problemas de México que prácticamente ha dinamitado puentes no sólo con la oposición sino con los tres partidos que alguna vez le dieron cobijo. Así Andrés Manuel está rechazando uno de los elementos esenciales de la democracia, el dialogo y el acuerdo. Morena va a tener una fracción en el Congreso, pero ni en el mejor de los escenarios será mayoría, así como ningún otro partido lo será. Por tanto necesita pactar y negociar, pero ¿cómo pactar y negociar con un partido que sólo busca imponer sus visiones y desdeña las opiniones de los otros al descalificarlos sin miramientos por ser la 'mafia en el poder'?. 

La visión política de Andrés Manuel termina por tanto defendiendo y promoviendo el presidencialismo exacerbardo que tanto critica en el PRI pero admira en Juárez. Ese presidencialismo que puede solucionar todo y que no necesita leyes ni Congreso pues basta con su buena voluntad y honestidad moral para funcionar. Más allá de caer en los típicos alaridos de que eso es mesiánico, resulta poco funcional para una sociedad moderna y plural como la nuestra. 

¿Cómo va a sacar adelante leyes en el Congreso Morena si no plantea dialogar con nadie?, ¿si no se permite ceder, ya que lo considera venderse al otro?, ¿si critica todas las propuestas y leyes pero no plantea nada porque 'las leyes actuales están bien como son?. 

Lo cual nos lleva a otro punto. Que fue el que me terminó por desencantar de Morena. Andrés Manuel anda muy feliz por toda la patria declarando que tras el triunfo de Morena, revertirá las reformas constitucionales y dejará la Constitución 'tal como la escribieron los Constituyentes de 1917'. Eso para mi, como constitucionalista, fue como para provocarme un infarto ideológico. 

Entiendo que Andrés Manuel esté en contra de las reformas que impulsó Peña Nieto a través del Pacto por México (sobre lo cual debo mencionar que la mayoría de ellas las considero positivas), pero una cosa es eso y otra es regresar casi cien años en el tiempo para regresar a una Constitución que respondía más el liberalismo decimononíco con tímidos triunfos sociales que tardaron cuando menos dos décadas en cristalizarse. 

López Obrador de un plumazo eliminaría todo lo que nos ha permitido ser un país moderno. Eliminaría los Derechos Humanos, eliminaría decenas de instituciones, le quitaría a la mujer el derecho al voto, permitiría la reelección presidencial, eliminaría derechos sociales de tercera y cuarta generación, eliminaría garantías penales y procesales. 

¿Enserio Andrés Manuel?, ¿enserio?, ¿tu absolutismo ideológico quiere llevarnos a 1917?. No, estoy seguro que ni siquiera has pensado en el alcance e impacto que realmente tendrían tus declaraciones. No sólo porque postulas un despropósito lamentable, sino que realmente demuestra que no eres capaz de reconocer los logros e ideas del otro. 

El México de 2015 NI DE CERCA es como el México de 1917. Es RADICALMENTE MEJOR. Si, tenemos decenas de problemas, centenas o miles. Tenemos una violencia desbordante, una economía paralizado y un sistema democrático que no representa a todos los sectores sociales. Pero existen decenas de condiciones infinitamente mejores que hace cien años. Los niveles de alfabetización y salud son completamente distintos. Nuestra interacción con el mundo es profusamente más amplia. Tenemos un sistema económico mucho más robusto y funcional. Tenemos un andamiaje legal e institucional que aún con todas las deficiencias del mundo es miles de veces más funcional y eficaz que el de 1917. 

Y más que todo, y pese a las opiniones de decenas de pazguatos, tenemos una MEJOR CONSTITUCIÓN que la que teníamos en 1917. Con problemas y defectos, como todo, pero la Constitución que hoy en día está vigente es radicalmente superior a la 'que escribieron los Constituyentes de 1917'. Pues tiene en su haber cien años de experiencia y evolución política de la que la otra carecía. Y pese a todo, sigue manteniendo buena parte del espíritu original.

No tengo nada en contra de Andrés Manuel, en general me cae muy bien. Y está rodeado de mucha gente inteligente y/o reconocida dentro del ámbito académico, científico o social. Pero sus deficiencias son muy claras, su ensimismamiento político así como la inmovilidad de sus ideas y la intransigencia de sus postulados lo vuelven más el partido de unos pocos y menos una opción de gobierno y Congreso para todos. 

Morena puede ser 'la salvación de México', pero no lo va a lograr excluyendo e imponiendo. No en una democracia, deficiente pero democracia al fin como la nuestra.

Y en la próxima madeja: Review de Tomorrowland.

domingo, 17 de mayo de 2015

La reforma política de la Ciudad de México

La Madeja del Gato (constitucionalista y capitalina)
Madeja #301
Por Christopher Vergara

El Senado de la República dio al final de su último periodo de sesiones, el primer paso dentro de una histórica reforma constitucional que tras más de noventa años de maltrato y desdén restituye al Distrito Federal, a la Ciudad de México y a quienes somos sus habitantes una serie de derechos otrora negados que dotan de autonomía a lo que en tiempos más aciagos se volvió una mera sucursal membretada del Presidente de la República o una entidad maltratada y sometida al contentillo del poder federal desde su creación en 1824 y aún después de la histórica reforma de 1996 que regresó algunos derechos a sus habitantes.

La reforma constitucional que aprobó el Senado (y que deberán validar en principio la Cámara de Diputados y posteriormente las Legislaturas locales) modifica más de cincuenta artículos pero son principalmente dos artículos los que sufren cambios de gran trascendencia. El artículo 44 y el artículo 122. Los demás en general son referencias a el Distrito Federal y los Estados que se modifican por un genérico 'las entidades federativas'.

El artículo 44 que  anteriormente definía a la Ciudad de México como el Distrito Federal, establece en su nueva redacción que la Ciudad es la entidad federativa que es sede de los poderes de la Unión. El simple cambio en esta redacción es una transformación total en el concepto por el cual se tiene a la Ciudad. No desaparece únicamente la denominación de Distrito Federal, desaparece como tal el concepto de que existe un distrito federal con toda la carga conceptual y hasta ideológica que el constitucionalismo le ha dotado a ese termino. Más aún, pone en situación de igualdad a la Ciudad de México respecto de otras entidades federativas, siendo para efectos prácticos (la distinción técnica es mínima) los mismos. En pocas palabras, a los ojos de la Constitución (y por tanto de la ley), la Ciudad de México es igual a cualquier otro estado de la República.

El artículo 122 que anteriormente establecía las facultades de los poderes federales respecto de la vida política del Distrito Federal así como enumeraba las facultades de los órganos de gobierno locales es la que presenta los cambios torales de mayor relevancia. }

En principio el nuevo texto elimina la distinción entre poderes federales y órganos de gobierno sujetos a los primeros, pues señala con toda claridad que la Ciudad de México contará con autonomía constitucional en todo lo concerniente a su régimen interior y organización política y administrativa, terminando con más de 90 años donde el Congreso y en especial el Presidente tenían grandes cotos de poder (en ocasiones quizá no ejercidos) sobre el gobierno de la Ciudad y en consecuencia sus habitantes.

Posteriormente la nueva redacción rompe con otro paradigma de la teoría constitucional clásica al establecer la existencia de poderes públicos locales. Uno de los viejos argumentos para justificar que no existieran poderes locales propios de la Ciudad es que al ser la Ciudad de México la sede de los poderes federales (y por tanto donde se asentaban estos), no podían convivir en el mismo espacio físico otros poderes públicos., pues sería una duplicidad de poderes. De ahí que el actual Jefe de Gobierno, Asamblea Legislativa y Tribunal Superior de Justicia no sean poderes, sino órganos de gobierno.

El argumento es básicamente un total disparate, pues partiendo del supuesto de que los poderes públicos tienen diferentes ámbitos de competencia y diferentes catálogos de facultades, decir que existiría un choque o duplicidad de poderes es poco afortunado y realista. Los poderes no chocan, sino que tienen distintos ámbitos de acción, por eso no es contradictorio que en un mismo terreno se asienten dos distintos grupos de poderes públicos, pues tienen ámbitos de actuación radicalmente distintos pero genuinamente complementarios.

Es así que se establece la existencia de un Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Ciudad de México que recaerá en un Jefe de Gobierno, una Legislatura y un Tribunal Superior de Justicia. A diferencia de la anterior redacción, aquí no se señalan sus facultades, sino que se establece que tendrán las facultades que al efecto señale la Constitución Política de la Ciudad de México.

Esa es la otra relevante aportación de esta reforma, la sustitución del actual Estatuto de Gobierno por una Constitución Política local la cual será redactada por un Congreso Constituyente que será electo en junio de 2016 y que como toda buena Constitución estructurará al poder público local y establecerá los principales derechos humanos de los habitantes de la Ciudad (al efecto será interesante ver si el Constituyente únicamente decide repetir los derechos humanos que consagra la Constitución federal o si ensancha el catalogo de los mismos con otros derechos).

Se podrá argumentar que el establecimiento de una Constitución es un cambio cosmético pues el Estatuto de Gobierno cumple con esa función. Habrá incluso quienes digan que es un cambio meramente simulatorio pues las mismas Constitución políticas de los Estados son meros Estatutos de Gobierno al estar sometidos al control de constitucionalidad federal (lo cual de hecho es cierto).

Sin embargo, no debe ignorarse la relevancia simbólica que tendrá la creación de una Constitución que pondrá en igualdad de circunstancias el marco jurídico de la Ciudad respecto a otras entidades. Más aún, esta Constitución será el primer texto constitucional creado en más de cuarenta años (los anteriores Congresos Constituyentes realizados para Baja California Sur y Quintana Roo se realizaron hace más de cuarenta años cuando pasaron de ser territorios federales a estados libres y soberanos) por lo que podrá ser punta de lanza para el constitucionalismo local, una rama habitualmente ignorada o disminuida en especial en sistemas de tinte centralista marcado como el mexicano.

Obviamente será deber del Jefe de Gobierno (quien redactará el proyecto de Constitución) y del Congreso Constituyente que lo debatirá y aprobará, el lograr que la Constitución Política de la Ciudad no sea un mero remake del Estatuto de Gobierno. Estaremos ante una oportunidad histórica de transformar el marco jurídico de la Ciudad mediante el establecimiento no sólo de nuevas formas de organización y trabajo del poder público de la Ciudad sino incluso del establecimiento de formas de participación y convivencia social que no existen en otras partes del país.

Para ello se necesitará que el proyecto cuente con la opinión y participación no solamente de la clase política, sino de todos los actores sociales, económicos, académicos y mediáticos relevantes. La Constitución Política de la Ciudad de México deberá reflejar las decisiones políticas y sociales relevantes de todos sus ciudadanos. Por eso será deber del Jefe de Gobierno y del Congreso Constituyente escuchar y enriquecer los trabajos con aquellos que sean ajenos al mismo.

Uno de los temas donde se presentarán mayores cambios es el relativo a las demarcaciones territoriales de la Ciudad, es decir las delegaciones. Una de las mayores deficiencias del diseño constitucional actual son las delegaciones las cuales pese a que cuentan con un titular elegido mediante el voto popular, carecen de muchas facultades con que cuentan los municipios, lo cual fomenta que por un lado su ámbito de acción sea limitado y por otro se conviertan en nidos de corrupción, holgazanería y patanería burocrática.

La nueva redacción transforma a las delegaciones políticas en Alcaldías, que serán una suerte de municipios con la salvedad de que la hacienda pública seguirá siendo centralizada (es decir, el gobierno de la Ciudad continuará recaudando y entregando los recursos a las Alcaldías). Estos órganos se integrarán por un Alcalde y concejales, los cuales serán el equivalente de los cabildos y serán electos tanto bajo los principios de mayoría relativa como representación proporcional.

La instauración de esta figura sin duda será benéfica para la administración de las demarcaciones territoriales, pues así existirá deliberación en la toma de decisiones y la oposición tendrá canales de participación y conocimiento de la actividad interna de las demarcaciones lo cual dará luz a uno de los puntos de mayor oscuridad (y por tanto corrupción) de la administración pública local. Obviamente serán cotos de poder que perderán los caciques locales que manejan las delegaciones pero sin duda será benéfico para los ciudadanos.

Además de ello se crearán nuevas demarcaciones territoriales, es decir se hará realidad uno de los deseos más añejos de la oposición y quizá de algunos sectores en el gobierno, pero ello responde a un fin práctico que permitir una mejor administración de los recursos y los territorios. Al menos zonas de alta concentración poblacional como Iztapalapa y Gustavo A. Madero podrían dividirse y reconstituir su territorio para una mejor administración, mejor concentrada en los problemas. Una vez más, aún a disgusto de los caciques locales. 

Finalmente, el posible nuevo texto constitucional elimina gran cantidad de las facultades de los poderes federales sobre los poderes locales, que es otra de las grandes deudas que se tenían a la Ciudad de México y su gobierno. En cuestiones como deuda pública, nombramiento del Secretario de Seguridad Pública y Procurador General de Justicia entre otras se termina el tutelaje de la federación al gobierno local. Además se eleva a la Constitución la existencia del fondo de capitalidad que resarza al gobierno local el costo que tiene para la Ciudad ser sede de los poderes y recibir diferentes demandas y presiones foráneas. 

El punto más álgido y que empantanó el debate  fue relativo a la integración del Congreso constituyente que habrá de redactar y aprobar la nueva Constitución pues el proyecto original contemplaba que la VII Legislatura de la Asamblea Legislativa, a elegirse este próximo 7 de junio, fuera la encargada de redactarla, al dotársele de esa facultad. Posibilidad que fue desechada ante la incertidumbre en las próximas elecciones. 

De ahí que se ideara un método mixto con 60 escaños a elegirse en una elección extraordinaria a realizarse en la Ciudad el próximo año y los cuarenta restantes siendo designados de forma directa con 14 diputados federales, 14 senadores, 6 personalidades designadas por el Presidente y designadas por el Jefe de Gobierno. 

El grito fácil (en especial de Morena y de Acción Nacional cuyo radicalismo los ha llevado a situarse en la misma franja del espectro político) es 'el PRI y el PRD se quieren apoderar del Congreso', lo cual posiblemente sea cierto pero básicamente depende de la poca o mucha fuerza que puedan tener ambas fuerzas políticas en las próximas elecciones. Si ambos partidos tienen buenos resultados en las elecciones extraordinarias así como en las federales próximas no deben tener miedo por los 12 miembros que pueda designar el Presidente y el Jefe de Gobierno. 

Por otra parte, un Congreso constituyente es un Congreso excesivamente especial que requiere de personas pensantes y con conocimiento técnico-jurídico de alto calibre que permitan la mejor redacción posible de la Constitución, por ello es entendible y encomiable que se reserve una porción de escaños a personalidades y legisladores que cuenten con experiencia y conocimiento que quizá no posean los electos popularmente (que por otro lado responden al concepto de que todos los sectores sean escuchados y tengan participación). 

Por ello una conformación mixta es entendible y aceptable. Aunque no sea el comentario más taquillero o políticamente correcto, la redacción de una Constitución no es la emisión de una legislación ordinaria, sino requiere de un alto compromiso y conocimiento de quienes la redactan (de ahí que sea también muy relevante quienes designe el Jefe de Gobierno para que la redacten en borrador) y por ello, si bien se debe atender el principio popular, es factible mantener un porcentaje reservado a los poderes federales y quienes ellos consideren apropiados. Al final, será un trabajo donde todos deben tener participación. 

La reforma enfrenta aún un camino tortuoso, pues la oposición en la Cámara de Diputados (donde el debate inteligente es menor y el ruido es mayor) buscará descarrilarla una vez más, en especial por aquellos que buscan reventar el gobierno de Miguel Ángel Mancera. De ahí deberá ir a las Legislaturas Locales para que pueda ser promulgada. El camino sin duda será largo pero vaya que lo merecemos, la Ciudad de México necesita seguir avanzando y creciendo para seguir a la vanguardia legislativa como lo ha hecho en incontables ocasiones. Sus ciudadanos merecemos tener los mismos derechos (ya que las responsabilidades las tenemos) que otros ciudadanos de la República. 

La Ciudad de México y sus habitantes merecemos más y mejores derechos. La Constitución Política de la Ciudad de México será ese primer paso. 

Y en la próxima madeja: Prospectivas electorales 2015.

domingo, 3 de mayo de 2015

Avengers: Era de Ultrón

La Madeja del Gato (vengadores unidos)
Madeja #300
Por Christopher Vergara

Uno de los valores esenciales en cualquier superhéroe es la confianza. Entendida como la seguridad y autoestima en los potenciales y caracteres de uno mismo más que en la presunción vacía sobre nuestro ser. Un superhéroe necesita confianza para enfrentarse a los retos (villanos o problemas que se le presenten) pues es la forma más virtuosa de superar sus propias circunstancias y sobre pasar cualquier reto. 

Los superhéroes, son alegorías sobre la naturaleza humana en su forma ideal (probablemente sean ideales masculinos en su mayoría, pero ese es otro tema distinto). Son aspiraciones de la naturaleza humana a las que se les enfrenta con los mismos tipos de problemas, miedos y falta de confianza que sufren los humanos (por lo cual acusar a tontas y locas de genocidio cultural además de una reverenda estupidez está a tres frases de caer en gritos de dictadorzuelo sudamericano de quinta). Los superhéroes en su esencia más pura e ideal deben inspirar a cualquier persona a superar sus adversidades y vencer sus miedos y defectos. 

Un superhéroe no necesita unicamente tener confianza en si mismo. Eventualmente necesita tener confianza en los otros, en especial en aquellos con quienes hace equipo. Uno de los más grandes conflictos de la sociedad en todo momento es la falta de confianza tanto en si mismos como en los otros miembros, sean de su familia, de su comunidad y finalmente de su sociedad. Por ello es relevante que los superhéroes hablen sobre la confianza. 

Avengers: Era de Ultron reune a los héroes más poderosos de la tierra mientras continúan el desmantelamiento de HYDRA y buscan con desesperación el cetro de poder de Loki que contiene otra de las gemas infinitas. Esta busqueda los lleva con el Baron von Strucker (Thomas Kretschmann) quien además de poseer el cetro de Loki libera a dos gemelos 'milagrosos' Pietro y Wanda Maximoff (Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen) quienes traen una cuenta pendiente con Tony Stark, quien de alguna forma provocó una tragedia familiar. 

El hallazgo del cetro permite que Tony Stark (Robert Downey Jr.) y Bruce Banner (Mark Ruffalo) den un nuevo impulso a su proyecto Ultron, una suerte de súper protector global que tendrá como tarea final mantener la paz en la Tierra y defenderla de cualquier amenaza. Un método preventivo que además hará innecesarios a los Vengadores. 

El problema es que como casi toda tecnología de aspiraciones tan megalomaníacas, el proyecto Ultron termina tomando conciencia propia (James Spader le brinda una magnífica y terrorífica voz), corta los hilos que lo limitan estilo Pinocho (con todo y canción de esa cinta animada) y decide que la mejor forma de mantener en paz a la Tierra es eliminando en principio a los Vengadores y posteriormente, de no cumplir sus retorcidas expectativas, eliminar a la humanidad. Los Vengadores deberán una vez más unirse contra un enemigo que ningún héroe por si solo podría vencer. 

Hablaba sobre la confianza, pues uno de los temas clásicos en los cómics es poner a prueba la confianza de los héroes tanto en mismos como en su equipo. Joss Whedon, escritor y director de la cinta toma esta ruta clásica y la incorpora como motivo principal de la cinta. Pone a los héroes a poner en duda su propia confianza pero también en qué tanto confían en su equipo. De la primera salen relativamente bien librados, de la segunda no tanto.

Uno de los poderes de Scarlet Witch (Wanda Maximoff) consiste, al menos en esta versión, en una suerte de proyección telepática de tus peores miedos o placeres no alcanzados, tu lado oscuro, pues. Así Tony Stark ve a sus amigos Vengadores muertos, Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans) se ve liberado de responsabilidades y sin ninguna guerra que pelear. Thor (Chris Hemsworth) una celebración asgardiana épica mientras su reino se cae a pedazos mientras Black Widow /Natasha Romanoff (Scarlet Johansson) recuerda el tormento pasado que la convirtió en espia de la KGB. 

Tras este ataque, donde el único que sale bien librado es Hawkeye/Clint Barton (Jeremy Renner), los Avengers deciden exiliarse en la casa familiar de Clint (donde su familia vive aislada y lejos de cualquier peligro) y donde asimilan sus peores miedos y lados oscuros y retoman la confianza en si mismos, para enfrentar una vez más a Ultron. 

Como dije, aunque si bien resuelven sus conflictos internos, su confianza de grupo empieza a mostrar fracturas más preocupantes (que más adelante darán problemas). En ese sentido Age of Ultron es una película de dicotomías siendo la primera la que ocurre entre el Capitán América y Iron Man. 

Hay una idea que Jonathan Hickman ha usado recurrentemente en su run actual como escritor de los títulos de Avengers en Marvel respecto a Steve y Tony. Es algo así como 'Hubo una vez dos hombres, uno era vida, el otro era muerte'. Tony y Steve no tiene solo orígenes y situaciones radicalmente distintos, sino que su escala de valores lo es totalmente, no sólo porque Iron Man sea más pragmático y Steve más conservador, sino que sus ideologías puestas a prueba terminan por chocar de forma irremediable (aunque también se complementen y fortalezcan de forma muy útil y adecuada). 

La idea es puesta a prueba respecto a la creación de Ultrón. Como Steve le dice a Tony 'cada vez que alguien busca pelear una guerra que aún no ha iniciado, se pierden vidas inocentes'. Ahí esta el clavo. En su fin justifica los medios, a Tony no le importa sacrificar una serie de vidas con tal de un bien mayor, mientras que el Capitán quiere salvar todas las vidas que le sea posible, para el ninguna vida es un costo sacrificable. Es por eso que Steve, o el Capitán América es lo más cercano a todos los valores que encarnan el heroísmo humano (no es gratuito que Steve sea el único que logre mover aunque sea un poco a Mjolnir, es lo más cercano que un ser humano puede acercarse a ser digno para los estándares del martillo). 

Obviamente esta idea sera puesta en juego más adelante. Pero las cartas ya están puestas. En esta ocasión no chocaron por dos razones, tanto porque el villano era un mal que escapaba a cualquier matiz (Ultron quería exterminar a la raza humana y no hay realmente mucho que defender o ponderar ahí) y porque ambos debieron realizar concesiones (Tony al aceptar el error de no comunicarle a otros la creación de Ultron y renunciar a esos sueños, y Steve a aceptar, con el consejo de Thor, que Visión, la forma evolucionada de Jarvis era digna no sólo de existir, sino de ser un vengador). 

Ultron y Visión son la otra dicotomía. Ultron, como dijimos nace de una idea llevada a su máxima expresión que paradójicamente termina por traicionar la esencia de la misma (mantener la paz en nuestro tiempo y proteger a la humanidad), mientras que Visión nace con el objetivo de ser la encarnación perfecta para Ultron pero termina siendo tomada por Jarvis quien la vuelve un vengador más. 

Ultron es una simple maquina mientras que Visión es un sintetizoide (una mezcla más elaborado de humano y maquina) y por tanto es un ser más perfecto que podría tomar el camino de su padre (que no es más que la potencialización del de Tony, su abuelo) y eliminar a la raza humana. Pero debido a su mismo conocimiento de la raza humana y quizá debido a una menor ambición en su programación (Visión sólo tiene como objetivo ayudar a Tony, ergo ayudar a la humanidad, no mantener la paz como Ultron) es que Visión decide que a el le gusta la vida, decide protegerla y por tanto combatir a Ultron. 

Ultron y Visión son la manifestación de como las ideas por si mismas no son peligrosas, pero su ejecución es la que las lleva a serlas. Ambos tienen el mismo objetivo, pero mientras que Visión no pierde la brújula moral de cual debe ser su principal motivo de ser (el bienestar de la vida), Ultron desprovisto de cualquier moral y quizá ahogado en soberbia decide aniquilar de raíz lo que el considera el problema (lo cual realmente no es una solución, sino una simple aniquilación que demuestra incapacidad para resolver). 

Ultron es la muestra de que las ideas de Tony por si solas, posiblemente no tengan buen final. Que grandemente necesita a sus amigos y compañeros de equipo para que enriquezcan sus pensamientos y les den mejor puerto. Al final del día, los Vengadores toman nota de que además de tener confianza en si mismos, necesitan depositar confianza (entendida más en como un bono de esperanza) en sus amigos, aun cuando quizá no tengan motivos para confiar, pues sólo así, lograrán que los problemas no los devoren. 

Más allá de todas estas reflexiones, Avengers: Era de Ultron repite como una fantástica cinta de acción y entretenimiento puro, donde quizá haya menos humor del esperado (aunque los gags de Ultron son de lo mejor, con todo y su boca de Rana René) pero la acción está siempre presente y las interacciones entre los personajes resultan genuinamente encantadoras (además de todo lo narrado arriba, el romance muy probablemente destinado al fracaso entre Natasha y Bruce es realmente encantador y saber que Clint tiene algo cercano a una vida normal vuelve muy humano al personaje). 

Aun no puedo dilucidar si es superior o no a su antecesora (Ultron y Loki como villanos son igualmente niños berrinchudos pero el primero es mil veces más perverso y diabólico),  Scarlet Witch y Quicksilver me quedaron a deber algo (aunque sigo pensando que es cuestión del casting, o de mi visión del personaje, ambas cuestiones pueden mejorar, Wanda obviamente ganará más confianza y Pietro pues igual no fue tan insoportable). Obviamente Visión es una gran adición (su aparición así como Ultron con todo y capucha roja son una reverencia inolvidable a Roy Thomas y John Buscema, míticos creadores de ambos personajes). 

Otro elemento muy rescatable es que la cinta nunca olvida su labor principal como héroes: proteger a la gente. A través de las múltiples secuencias, tanto en lugares reales como inventados, los personajes remarcan mucho la necesidad de mantener a la gente a salvo y ocasionar los menores daños posibles. La secuela final donde el resultado final puede ser matar mucha gente o matar muchísima gente demuestra que su trabajo en equipo logra salvar todas las vidas. Pensando un poco más se hallan otros caminos. 

Realmente no hay muchos comentarios en la dirección o guión (aunque comparto algunas críticas que señalan que Whedon se siente cansado, yo creo que en el guión, no en la dirección, por lo que será fresco ver a los hermanos Russo dirigir Infinity War). Tampoco respecto al elenco (Evans, Downey Jr., Hemsworth, Johansson, Ruffalo, y Renner dominan su papel a la perfección, el cameo de Stan Lee es fantástico y alucinante como siempre) aunque personalmente yo hubiera querido un poco más de Nick Fury (Samuel L. Jackson) aunque también entiendo que tantos personajes y tramas pueden generar conflictos para el guión. 

Tendré que darle más vistas para decir si Age of Ultron supera su antecesora pero cuando menos diré que es igualmente divertida y emocionante. Una fina adición más al Universo Cinemático Marvel. Con un villano realmente delicioso y absolutamente malévolo y unos héroes dudando en si mismos y en sus compañeros y finalmente lanzándose a derrotar a una inteligencia artificial que los consideraba la peor amenaza para el planeta. Es pues, una gran cinta.

Vengadores Unidos. 

Los Últimos Hilos: Si, la secuencia post-créditos es alucinante. Lo que viene será cosmicamente épico. Igual no se avanzó tanto en la trama, más la conciencia de que ya llevamos cuatro gemas del infinito tranquilamente y sin notarlo. 

300 Madejas. Gracias siempre por la lectura. Que sean muchas más. 

Y en la próxima madeja: La reforma política del DF.