jueves, 27 de marzo de 2014

Muppets 2: Los Más Buscados

La Madeja del Gato (muppeteante)
Madeja #257
Por Christopher Vergara

Poco más de dos años después de que Los Muppets se convirtieran en el triunfal regreso de los hijos pródigos de Jim Henson a la pantalla grande. Disney lanza la continuación de la saga, la octava entrada en la saga cinematográfica de los Muppets, titulada Muppets Most Wanted, o en español, Muppets 2: Los Más Buscados, en un intento entendible aunque bobo de Disney Latinoamérica de ligar ésta película con la anterior producción. 

Sin Jason Segel que decidió no continuar con la saga, pero si nuevamente bajo la dirección de James Bobin, y guión de Nicholas Stoller junto con Bobin. Muppets 2: Los Más Buscados inicia justo al final de la anterior película, cuando nos enteramos que el estudio (Disney, obviamente) quiere una secuela, lo cual da inicio a un alucinante número musical en el cual se sientan las bases para ésta nueva entrega. Los Muppets iniciarán un tour mundial por Europa, siendo representados por Dominic Maloyruín (Ricky Gervais). 

Lo que los Muppets desconocen es que Dominic está aliado con Constatine, la rana más peligrosa del mundo y quien es idéntico a Kermit salvo por un barro en su mejilla derecha. Constantine logra escapar del gulag ruso donde se hallaba preso y con ayuda de Dominic suplanta a Kermit en los Muppets sin que nadie se de cuenta de ello, mientras Kermit se convierte en preso del gulag gobernado por la tiránica aunque secretamente enamorada de Kermit, Nadya (Tina Fey). A su vez, Sam el Águila junto con el agente de Interpol, Jean Pierre Napoleon (Ty Burell) deciden investigar una serie de robos, perpetrados por Constantine y Dominic sin aparente conexión alguna. 

Antes de hablar de sus múltiples virtudes, hay que destacar los dos más grandes fallos que tiene ésta película y que la hacen estar por debajo de su antecesora: las canciones y la falta de corazón. No me mal entiendan, la película tiene encanto y corazón, pero ya no cuenta con el factor nostalgia tan tierno que hizo al anterior filme la delicia de millones. 

De alguna manera ese lado más tierno y bobalicón de la anterior película no está presente, lo cual lleva a que sólo permanezca la comedia y el encanto propio de los personajes, lo cual es aún bastante, pero deja al final una sensación de que faltó ese momento 'awwww' dentro del filme que te hiciera suspirar. Como si de alguna manera se sintiera la ausencia de Jason Segel dentro del guión. 

Ésta misma, disminución el corazón, por así llamarlo, también se nota en el filme. Aunque las canciones una vez más estuvieron a cargo de Bret McKenzie, el guión simplemente no daba para temas tiernos y encantadores como Life's a Happy Song (Que Bueno es Vivir) o Man or Muppet (Hombre o Muppet). El mejor número sin duda es We're Doing a Sequel (Es Una Secuela), un alucinante número de apertura con decenas de chistes encantadores (Tom Hanks para otra Toy Story!) y bailarines, cantantes, trajes coloridos, y más.

El resto de los números no son malos, y cumplen con su función dentro de la historia. Quizá algunos eran prescindibles o reducibles pero en general no decepcionan. I'm Number One (Soy el Uno) dueto malvado entre Constantine y Dominic, I'll Get What You Want (Yo Te lo Daré), un romántico número de Constantine hacía Miss Piggy y Something So Right (Algo Anda Mal), un número donde Miss Piggy reflexiona sobre lo fácil que le fue convencer a Kermit (en realidad Constantine) de casarse, con todo y una aparición especial de Celine Dion son lo mejor de la película. Todos ellos francamente alucinantes. 

Fuera de éstas dos cuestiones, el resto del filme mantiene la frescura y diversión del anterior. La comedia, esa genialidad inherente a los Muppets, y potencializada por los irreverentes chistes de Bobin y Stoller se mantiene con la misma genialidad acostumbrada. No hay queja en el departamento de risas, desde chistes obvios como los de las placas de policía, hasta guiños a fans de corazón como el de Rizo la Rata y Robin el sobrino de Kermit, son más de hora y media de pura diversión y estruendo. 

El elenco de apoyo es realmente bueno. Obviamente las palmas se las lleva Ricky Gervais que brilla en su papel de Dominic Maloyruín (o Badguy en inglés), como el sidekick perfecto la rana malévola. Tina Fey es Tina Fey en modo muppet fan como la encantadora pero dura Nadya, quien cree en Kermit cuando nadie se acuerda de el. Finalmente Ty Burrell quizá no brilla tanto como podría, pero en general hace buena mancuerna con Sam, el águila. 

Por su parte los cameos no desentonan. Desde el desternillante Danny Trejo como prisionero del gulag hasta Salma Hayek cumpliéndolo sus sueños locos a Gonzo, pasando por el ya mencionado cameo videoclip de Celine Dion, a Ross Lynch como florista, a Tony Benett y Lady Gaga en el número de apertura, a Christoph Waltz bailando un vals, a Usher como un usher (acomodador) e incluso a Josh Groban como un cantante prisionero. Quizá lo que más se extraña sin duda fue un cameo de Jason Segel y Amy Adams. 

El doblaje a cargo de don Francisco Colmenero en la dirección es brillante como siempre. El mayor problema viene en la adaptación del guión, no sólo por esa extraña decisión de dejar algunas canciones bilingues, o el número de Los Muppets en castellano sin doblar, sino porqué muchos, MUCHOS chistes pierden sentido o se quedan sin gracia alguna al ser entendibles en inglés, pero no adaptarse al español. Dos casos lamentables, el chiste de Usher (jugando con su nombre y el de Usher) o cuando Constantine dice 'It's not easy being mean' parodiando el clásico 'It's not easy being green' de Kermit. 

Muppets 2: Los Más Buscados podrá no alcanzar los niveles de genialidad y locura absoluta de su antecesora, pero son otra sólida entrega en la trayectoria cinematográfica de los Muppets. Sin duda alguna Jim (y ahora Jane) Henson, sonríen dondequiera que estén. 

El Último Hilo: Antes de la película se emite el corto El Fiestódromo de Pixar, basado en los personajes de Monsters University. El corto es gracioso y divertido, aunque no llega a los niveles de absoluta locura de los cortos de Toy Story. En duda que sea una franquicia nueva de cortos, tal y como lo han sido los muy éxitosos Toy Story Toons. Al menos el doblaje contó con el siempre brillante trabajo de Andrés Bustamante y Víctor Trujillo. 

Y en la próxima madeja: Review Capitán América y el Soldado del Invierno.

lunes, 24 de marzo de 2014

Un Corazón Normal

La Madeja del Gato (teatrera y conmovida)
Madeja #256
Por Christopher Vergara

Hay veces que el tiempo pone tal distancia, que incluso encubren una amenaza mortal y latente como algo meramente inofensivo y normal.

Para quienes nacimos en la década de los noventa, vivimos nuestra adolescencia en la primera década del siglo XXI y somos los jóvenes homosexuales (y heterosexuales de hoy en día). El SIDA ha sido un tema con el cual practicamente hemos vivido y crecido toda nuestra vida. Ello, más que determinados cambios o beneficios, parece haber generado perjuicios, al haber normalizado una situación que no debe ser tomada a la lígera. 

Me explico, el caudal de información y los avances médicos actuales sobre el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida han sido tan enaltecedores y loables que desafortunadamente han creado un sentimiento de apatía en los jóvenes hacía la enfermedad al considerarla, no la grave enfermedad degenerativa que es, sino algo que puede ser tratado, como si fuera una gripe y que aunque eventualmente te va a matar, te va a dejar vivir con dignidad, ciertos años más. Es decir, una postura de total falta de cuidado y preocupación (valemadrismo, en lenguaje popular). 

Por ello siempre es necesario y útil realizar viajes al pasado, para que no recuerden la gravedad de un tema que se ha desvirtuado, y nos permitan reflexionar sobre los riesgos a los que nos seguimos enfrentando. 

Un Corazón Normal, escrita por Larry Kramer, narra los caóticos momentos vividos por un grupo de personas homosexuales neoyorkinos que se enfrentan entre 1981 y 1983 con una enfermedad completamente desconocida incluso por los mismos doctores, pero que está expandiéndose como epidemia entre los homosexuales, terminando con la vida de centenas de personas y que además se está enfrentando a la negligencia y desdén de las autoridades así como un vacío por parte de los medios de comunicación. Un coctel sumamente explosivo que tristemente fue real.

El texto dramático corre por dos vertientes, ambas escritas (y adaptadas) con bastante soltura e inteligencia. Por un lado corre el texto político, donde se arma una organización que busca ayudar, orientar y atender los cada vez más constantes casos de personas enfermas. Por la otra parte el texto cuenta la parte intima y personal de la enfermedad, con algunas historias brevemente narradas, pero principalmente centrada en la historia de Ned Weeks (Hernán Mendoza) y Felix Turner (Eduardo Arroyuelo), dos personas que finalmente aman verdaderamente a otra persona y a quienes el SIDA les rompe drasticamente su felicidad. 

Respecto del aspecto político, la obra resalta una verdad que aún a muchas personas les cuesta ver: los derechos se ganan. Me explico, todos y cada uno de los derechos que las personas han obtenido a lo largo de la historia no han surgido por verbigracia de la elite gobernante, ni han sido una inspiración racional o divina que han aparecido en los textos. Se han ganado, y esos derechos, han costado vidas, sangre, familias, relaciones, amistades, etcétera. Nada ha sido gratuito. 

Todo el viaje de Ned Weeks y la Doctora Emma Brookner (una magnífica Pilar Boliver) es un recordatorio de cuan complicadas y largas son las luchas por aquellas causas que consideras justas o tuyas. No sólo enfrentándote a la negligencia o desdén de las autoridades, sino además a los propios miedos y demonios internos de aquellos que se dicen tus amigos o tu familia. Lo solitario que se puede volver una lucha cuando todos los demás te consideran un agresivo intimidante aunque sean tus acciones y no la política, las que hayan conseguido logros. 

Pero ahí también el texto entra en reflexiones sobre la naturaleza humana muy intensas, porqué tampoco podemos culpar a esos hombres de sus miedos y demonios internos, cuando es la misma sociedad la que ha provocado que ellos sea así. Que un tipo exitoso como Bruce Niles (Juan Ríos) viva eternamente en el closet y tiemble con sólo pensar que sea etiquetado como gay, o que alguien como Mickey Marcus (el fantástico Miguel Conde, a quien torpemente sólo conocía por La Ruta del Sabor) viva muerto de miedo por perder su empleo. ¿Cómo le reclamas a alguien que no se atreva a lanzarse a un riesgo impredecible cuándo probablemente no haya victoria asegurada?. 

Es entonces, cuando cobra sentido el trágico final de la obra. Cuando Ned Weeks toma conciencia de todo lo que significa la lucha social que emprendió significa en esa frase de 'Ojalá hubiera hecho más'. No puedes rehuir a tu realidad, en especial cuando ésta se esfuerza en cercarte cada vez más y asfixiarte. Vale la pena emprender esa lucha porque, tristemente, tarde que temprano te afectará de tal manera que sentirás que te parte la vida. Por eso los derechos se pelean, porque quizá nos los tengas en el momento, pero muy probablemente en el futuro, los necesites. Sea cual sea el derecho. 

Eso también nos lleva a preguntarnos, ¿qué tipo de homosexuales queremos ser?. Porqué han pasado treinta años, casi cincuenta desde la liberación sexual, y aunque ha habido avances sociales impresionantes y han surgido líderes homosexuales inimaginables, el grueso de la población homosexual siguen siendo completamente definidos por un libertinaje sexual absoluto. Lo cual, no es que sea reprobable per se, pero de muchas manera sólo perpetúa estereotipos indeseables que sólo han generado mayor discriminación. 

Un problema ciertamente latente es ésta indeseable disgregación que se ha dado entre homosexuales nice y homosexuales jotitas. Entre aquellas personas que viven una vida mucho menos estereotipada o llamativa, contra quienes si la viven. Esta división ha provocado apatías y exclusiones mutuas, porqué nadie quiere ya preocuparse por el otro, que al ser tan diferente en lugar de querer comprenderlo, se le termina ignorando. 

Treinta años han pasado pero no hemos podido conciliar nuestro yo homosexual más serio con nuestro yo homosexual más ruidoso. He ahí un grave problema, porqué nos hemos dividido y discriminado mutuamente, lo cual además nos ha impedido, encontrar una agenda social propia, en razón de que no hay comunicacion entre nosotros. 

Si, se lograron los matrimonios, pero ¿porqué la seguridad social es una lucha de apenas decenas de personas y no de multitudinarias marchas?, ¿porqué nos conformamos con que se logren matrimonios por vía judicial en vez de impulsar reformas a los Códigos Civiles, ¿porqué nadie parece preocuparse ya por una enfermedad como el SIDA, que aún no tiene cura?. No digo que no haya esfuerzos, pero éstos se sienten muy dispersos e inarticulados entre si. 

Técnicamente no tengo ningún comentario al respecto. La dirección de Ricardo Ramírez Carnero es muy acertada, incluso con esos cambios escenográficos que en ocasiones restan un poco de agilidad. Las actuaciones son francamente espectáculares, obviamente resaltando las de Hernán Mendoza y Eduardo Arroyuelo que forman una pareja francamente simpática y amorosa, pero auténtica en sus traumas y problemas internos. Juan Ríos borda un personaje que refleja ese debate interno tan intenso entre ser como eres y como debes ser para ser funcional en sociedad. 

Como dije, Miguel Conde es una verdadera revelación para mí, en especial ese momento de completa locura cuando el estrés y el cansancio lo derrotan. Pilar Boliver y su monologo donde estalla de desesperación es alucinante, demostrando la enorme calidad actoral de Boliver, y lo conectada que está con su personaje. Finalmente Horacio Villalobos, con un Tommy Boatwright que sirve de alivio cómico ante tanta tensión es francamente encantador y divertido, muy en ocasiones en como vemos a Horacio en la televisión pero francamente genial. 

La publicidad de Un Corazón Normal no exagera en decir que 'te cambia la vida' porqué además de recordarte el pasado que no conociste, pero sin el cual no podrías tener lo que tienes hoy. Te confronta con muchos de tus demonios o de tus traúmas, seas o no homosexual, los errores y aciertos son inherentes a cualquier ser humano, no puedes escapar a ellos, debes enfrentarlos y vivir con ellos, no sobrevivirlos, sino estar en paz con los mismos. 

Gracias Un Corazón Normal.

martes, 18 de marzo de 2014

Elecciones presidenciales en El Salvador

La Madeja del Gato (electoral)
Madeja #255
Por Christopher Vergara

El pasado 9 de marzo se llevaron a cabo en El Salvador, el tercer país más poblado de América Central así como la tercer economía per capita, donde se demostró una vez más que la segunda vuelta electoral no es la panacea que soluciona las elecciones reñidas, ni el mecanismo más útil para brindar legitimidad a una elección y a los gobernantes emergidos de ella.

Compitieron por un lado, Salvador Sánchez Cerón, candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el actual partido gobernante que remonta sus orígenes a las guerrillas revolucionarias de los setenta y ochenta hasta que en 2009 ganaron por primera vez la Presidencia en manos del actual Presidente Mauricio Funes. Por otro lado compitió, Norma Quijano, de la Alianza República Nacionalista (ARENA) partido conservador que gobernó el país durante veinte años, y que desde hace cinco es la principal oposición en el país. 

Fuera de la segunda vuelta, quedaron Elías Antonio Saca González, candidato de una coalición política de partidos menores que obtuvo el 11% de los votos, así como dos candidatos más que no alcanzaron el medio punto en votación. En la primera vuelta, Sánchez Cerón obtuvo 48.93%, mientras que Quijano el 38.95% de los sufragios emitidos. 

En la segunda vuelta, celebrada hace diez días, el candidato del partido gobernantes elevo minimamente sus niveles de votación hasta el 50.11% de los votos (1,495,815 votos) contra el 49.89% (1,489,451 votos) del partido opositor de derecha. Es decir, una mínima diferencia de 0.22%, o exactamente 6,364 votos. Una diferencia que hace parecer nuestra elección presidencial mexicana de 2006 como un mar de diferencia. 

El Salvador no es nuevo en elecciones cerradas. La elección presidencial de 2009 arrojó resultados francamente similares. Hace cinco años Mauricio Funes triunfó con el 51.32% de los votos contra Rodrigo Ávila de la ARENA que obtuvo el 48.68%. Sin duda 2.64% de diferencia es más de diez veces que 0.22%, pero no deja de ser una diferencia mínima. 

El principal problema sin duda de El Salvador es un sistema de partidos completamente cerrado a unos poquisimos partidos que además han creado una polarización impresionante en la sociedad civil. Como se puede ver, los votos de la coalición Unidad practicamente se desplazaron en su totalidad a la oposición con un muy menor incremento al FMLN que mantiene sus porcentajes de votación. Esto dentro de un escenario donde no hubo alteración significativa en la participación de los electores. 

Podrían darse muchas soluciones mágicas a la crisis de bipartidismo que enfrenta El Salvador: sin duda, yo daría la siempre usual receta de más partidos políticos. Una idea poco popular en el escenario actual donde los partidos políticos son vistos como una escoria para la democracia y la peor plaga que ha enfrentado nuestra sociedad. Sin embargo, siempre cabe recordar que la principal culpa de eso es de los ciudadanos, de nadie. 

Una sociedad que cuente con más partidos políticos tendrá más opciones en las cuales ver reflejado sus intereses y anhelos políticos y por tanto dividirá el poder, obligando a los actores políticos a unirse (sea en coaliciones electorales y políticas) donde habrá una negociación mayor y una conciliación de intereses, lo que terminará con los mayoriteos que se dan dentro de un sistema bipartidista, el cual es funcional (y eso con ciertas reservas) sólo en determinadas democracias muy maduras como la estadounidense.

El punto relevante que vale la pena traer a la discusión en un nivel general es sin duda que elecciones como las de El Salvador demuestran que la segunda vuelta electoral sólo genera mayorías artificiales y que además no resuelve los problemas de legitimidad inherentes a una elección, en principio claro, porque la legitimidad es un concepto político, no jurídico.

Cuando una elección viene cerrada, es decir que ha polarizado a los electores de tal manera, así haya una segunda vuelta, el resultado sólo volverá a ser cerrado. Es decir, no importa que se eliminen otras opciones electorales al final de cuentas si no hay una unanimidad electoral pronunciada ésta simplemente no se reflejará en las votaciones. Peor aún, en el caso de El Salvador incluso se podría decir que la segunda vuelta resultó contraproducente, pues redujo una ventaja de diez puntos a apenas 0.22%, sin que se alterará lo que era una robusta mayoría de un candidato. 

Por ello son encomiables clausulas hacía la segunda vuelta como la que contempla la Constitución argentina, que establece modalidades donde se puede evitar una segunda vuelta si un candidato obtiene más de 45% de los votos y una ventaja del 10% sobre su más cercano competidor. Una cláusula así sería un parche, pero uno funcional para un sistema político tan cerradamente bipartidista como el salvadoreño. 

La legitimidad sin embargo, no reside en los porcentajes de votos, ni en segundas vueltas o fantasías similares. Reside en la simple aceptación de las reglas del juego y de los resultados por parte de todos los actores políticos. Es decir, si las partes aceptan que han perdido, no habrá entonces mayores problemas entre los seguidores para reconocer a los perdedores y todos podrán convivir civilizadamente (o al menos estar en paz respecto de los resultados) hasta las próximas elecciones. 

Por eso la segunda vuelta es innecesaria en una democracia bipartidista consolidada como la de Estados Unidos. Por que todos aceptan las reglas y los resultados, sean como sean, incluso en una elección tipo Al Gore en el 2000. Pero si los partidos políticos y sus candidatos no confían en la autoridad electoral (a veces con razón, muchas sin ella), descalifican a la misma, sus resultados, etcétera, no habrá mecanismo jurídico que logré brindar legitmidad. 

Porque sobre ello insistimos: la legitmidad no es algo que la ley de. Es un concepto que los políticos brindan al sistema y en consecuencia de esparce hacía los distintos sectores sociales partidarios de tal o cual coalición. 

Eso aplica tanto con nuestros vecinos salvadoreños como nosotros mismos.

viernes, 14 de marzo de 2014

(Tardía) Despedida.

Ver una foto, en ocasiones puede parecer catastrófico, aunque por otro lado, quizá sea la violencia y fuerza agresora de aquello que finalmente termina. Así creo, es lo que me ha sucedido contigo. Finalmente te he dejado ir.

A veces, ya no se porqué me enamoré de ti. Si por que me hubiera gustado ser como tú (entre algunos de mis traumas relacionados está el de verme como tu), si fue por tu edad, para sentir que vivo ese vacío que siento debí haber vivido a tu edad o si es realmente atracción física y psicológica hacía tu persona. Mi conclusión sería que son los tres, aunque lo sano es que sólo fuera lo último. 

Tampoco se si lo hice porqué me hubiera gustado tener control sobre ti, o de alguna manera dominarte. Mi naturaleza es controladora, dominante y quizá posesiva, pero no se hasta que punto realmente fuera así. Porqué si, eres más joven que yo, pero, eras mucho más perverso que yo. Pensé que mis perversidades se equilibrarían con las tuyas, pero no fue así, incluso logrando neutralizarse. Wicked always wins, but between you and me, you were the wickedest

Creo que por eso aún sentía enojo. Porqué además de que no pude controlarte o equilibrarte como pensé, fuiste más inteligente, pero a la vez más cobarde que yo. Sí, quizá no ayuda el tener que pasar diario por ese lugar, que conocí sólo por ti, y que sólo me recuerda a ti en consecuencia. Si. mucho tiempo me dolió y enojo que hayas sido cobarde, y no hayas tenido valor de decirme la verdad de frente, además claro de que rechazaras mi amistad, que siempre estuvo a tu disposición.

Sin embargo me di cuenta también, que ese enojo, en realidad es tristeza. Si, por las majaderías y eso, pero principalmente, que me hubiera gustado ser tu persona especial, y hoy en día, ser ese que está contigo. 

Si, me sacó mucho de onda verte con alguien más. Pero siendo honestos, no me molesta realmente. Pese a todo, mereces ser feliz y es muy genial que lo seas y hayas encontrado una persona especial que te ayude a olvidar tu pasado, a cerrar tus propios ciclos, y a ser feliz, tal como se ve que hoy lo eres. A final de cuentas, eres un buen chico, lo tienes ganado.

En realidad, todo lo que siento ya no tiene que ver contigo. Tiene que ver con mis propios demonios, mis fantasmas y claro, que aún no he encontrado mi propia persona especial. Mi propio tiempo feliz. Pero ya no tiene que ver contigo. Respecto exclusivamente de ti, creo que ya no siento nada más que un recuerdo, más agradable que molesto. Ya no te tengo cariño, quizá sólo aprecio, pero tampoco coraje u odio. Simplemente has salido de mi vida, al fin te he podido liberar. Cerrar el círculo.
I'm never going back. The past is in the past. Let it go, let you go, my dear. I'm in peace with you. 

lunes, 10 de marzo de 2014

La nueva dirigencia del PRD

La Madeja del Gato (partidista-electoral)
Madeja #254
Por Christopher Vergara

En cuestión de días (o tal vez semanas) el Partido de la Revolución Democrática deberá renovar su dirigencia, ante el inminente fin del periodo legal de la actual Presidencia encabezada por Jesús Ortega y el Secretario General Alejandro Sánchez Camacho. El primero uno de los líderes principales de Nueva Izquierda, el segundo uno de los principales muchachos de Izquierda Democrática Nacional, la más grandes corrientes del PRD. 

Ante el proceso se abren tres opciones. Por un lado, Nueva Izquierda y sus aliados habituales, el grupo mexiquense Alternativa Democrática Nacional, impulsan en formula a Carlos Navarrete, ex Senador y el Chucho más grande que no se llama Chucho y a Héctor Bautista, jefe de ADN para la secretaría general. 

Ante la obvia falta de candidatos, IDN impulsa, en alianza con otras pequeñas corrientes a Cuauhtémoc Cárdenas, en especial tras que el Consejo Nacional del Partido modificará los estatutos y permitiera la reelección mediata de sus dirigentes tras el vencimiento de un periodo. Dado que el Ingeniero dejó la Presidencia del PRD hace 21 años está más que calificado para el puesto. 

Como tercera y muy menor vía se posiciona Carlos Sotelo, dirigente de la corriente Democracia Social, que aglutinó a otra serie de corrientes más pequeñas y regionales en el movimiento Patria Digna que impulsa su candidatura a la Presidencia. MPD tiene principalmente presencia regional en estados como Michoacán. 

Por último y ya sin muchas ganas, Marcelo Ebrard, mediante su Movimiento Progresista busca lanzarse como candidato aunque por la forma en que opera el PRD es quien realmente tiene muchas menos cánicas, y oportunidades al menos como se visualizan las cosas. 

¿Qué tal fue la Presidencia de Jesús Zambrano? Los Chuchos tienen un gran problema. Puede que sean unos muy eficientes políticos (no en balde el control absoluto que han ganado sobre el partido) pero tienen un gran problema. Son muy grises y poco carismáticos como políticos y además de todo son bastante conformistas con algunos triunfos menores. Es decir, no tienen sed de triunfo. 

La Presidencia de Jesús Zambrano fue igual de timorata y grisácea que la de Jesús Ortega. Triunfos electorales importantes en 2012 más debido a sus candidatos que al propio partido. Y un 2013 bastante grisáceo en cuanto a resultados. 

Un tercer 'chuchato' al hilo sería más o menos similar. No porqué el candidato sea malo (particularmente Carlos Navarrete es mucho más brillante y carismático que Ortega y Zambrano), sino porqué la estructura de Nueva Izquierda y de ADN han burocratizado en exceso al partido. Lo han desdibujado como oposición no sólo a nivel federal, sino más gravemente a nivel estatal y en general NI y ADN pueden vivir felices con cien diputados y algunas presidencias municipales. No aspiran a nada más. En el discurso si, pero fuera de ahí no. 

El problema de Marcelo Ebrard, más allá de que su inconsistencia ideológica es ciertamente preocupante, deriva de los mismos problemas que enfrentó en su relación con el partido cuando fue Jefe de Gobierno. Nunca tuvo oportunidad de armar un grupo político propio, en consecuencia, más allá de su carisma y popularidad, no cuenta con activos en el partido para poder jugar más allá de sus diez fieles de siempre. 

Tristemente, al igual que con la candidatura presidencial, Marcelo hubiera sido un mejor candidato y Presidente que quien vaya a quedar. Pero han sido tantas las oportunidades políticas que ha dejado ir. Y es tanta la fobia que actualmente le tiene Nueva Izquierda que dificilmente le van a dejar siquiera competir con dignidad.

El problema de Carlos Sotelo y su grupo de corrientes, es que son bastante desconocidos. No se niega la trayectoria del ex senador y de algunas personalidades que lo acompañan como Pablo Gómez, Leonel Godoy e Iris Vianey Mendoza. Es decir, son pequeños que no tienen un impacto real dentro del partido y dificilmente podrán manejar una estructura tan amplia y en muchos lugares anquilosada. 

Es por ello, que siendo así, y aunque parezca increíble, es el Ingeniero Cárdenas la mejor opción del partido. No tanto por esas cursilerías del líder moral y demás, sino porqué el puede coordinar, la verdadera refundación del partido. Algo triste porqué eso habla de la falta de cuadros del partido, que los lleva a buscar una vez más al caudillo fundador que vuelva a dar orden al PRD, pero ésta quizá puede ser la llamada de alerta que el partido necesita para sacudirse el marasmo en el que viene sumergido desde hace unos ocho años cuando la perdida de la elección de 2006 practicamente lo ha tenido perdido y sin rumbo.

Pero si el Ingeniero Cárdenas regresa a la Presidencia no puede ser ni como figura decorativa de las corrientes ni como una reimposición del caudillo caído en desgracia hace doce años, cuando el escandalo de Rosario Robles lo eliminó políticamente. Cárdenas debe regresar y antes que nada, incluso más que preocuparse por las elecciones de 2015 por darle nuevas reglas y mecanismos al PRD para que pueda convivir. Es decir, para evitar que cada tres años en las internas o en las elecciones las corrientes se estén matando entre si por puestos y candidaturas. 

Además claro, de tener una postura coherente como oposición. No sólo en el sentido de si negociar o no con Peña Nieto (que es una cuestión superada, el partido no se puede cerrar al dialogo), sino más bien replantear ciertos debates a la luz de la situación actual a nivel mundial. Tener claro que tipo de izquierda se quiere ser.

El PRD necesita volver a discutir éstas cuestiones básicas que solucionó en 1989 pero que en el marco y desarrollo actual se han perdido en una maraña de intereses, personas y juegos. El partido, de seguir así, sólo se va a convertir en una burocracia electoral más, que profudice con gravedad la crisis de confianza de la ciudadanía en los partidos políticos. La respuesta no está en la estridencia discursiva, sino en la inteligencia práctica, algo que el partido rara vez ha tenido. 

Finalmente, sobre el método de elección de ésta nueva dirigencia. Sinceramente ya ni se por cual apostar. Las elecciones abiertas o a militancia siempre han sido un cochinero y no otra cosa dentro del partido, una elección en Consejo Nacional sería un mayoriteo grosero de NI y ADN y las encuestas nunca dejan contento a nadie. Si van por el Ingeniero, una elección del Consejo por unanimidad, y el tema electoral del PRD se sume de inmediato a la larga lista de pendientes a reformular en el partido. 

El PRD tiene (una vez más) la histórica oportunidad de realmente terminar con sus problemas que le aquejan de años. Una salida conciliada como la hace tres años es sólo alargar un proceso que cada vez tiene menos elementos para poder subsistir. El futuro de la izquierda seria va de por medio. 

Y en la próxima madeja: Las presidenciales de El Salvador.

martes, 4 de marzo de 2014

Venezuela, el desastre

La Madeja del Gato (latinoamericana)
Madeja #253
Por Christopher Vergara

Venezuela ha estado en el ojo del huracán de los medios informativos últimamente. Desgraciadamente y como es costumbre, ha sido más en la descontextualización, en los banales apoyos de Twitter de algunas celebridades y en las marchas y la represión que en una verdadera información y profundización sobre lo que está pasando en aquella nación. Venezuela hoy paga el que probablemente sea el más grande error de Hugo Chávez, y quizá el único que yo le reprocharía: el de haber fallado en elegir un digno sucesor. 

Más allá de ponernos como aves de rapiña a destripar al muerto, criticando la larga estancia del Presidente Chávez en el poder (catorce años, que si bien son bastantes tampoco es como para azotarse tres semanas), habrá que decir que Hugo Chávez cometió el peor error que le puede pasar a quien lleva demasiado tiempo enamorado de la silla presidencial, a quienes la vida les da la bendición de llevárselos antes de que se conviertan en una grotesca caricatura o monstruo de si mismos: el de elegir a un terrible sucesor. 

Cuando un Presidente lleva tanto tiempo en el poder debe ir preparando un sucesor ante cualquier eventualidad: y no debe ser cualquier hijo de vecina, debe ser un hijo político en toda la extensión de la palabra, que aunque tal vez no sea tan carismático y popular como el caudillo, sea igual o más inteligente que el propio Presidente y tenga tal habilidad y sensatez que no sólo sepa evitar que la obra del caudillo naufrague, sino expandirla. 

Proporciones guardadas, el mejor ejemplo de ello es Sebastián Lerdo de Tejada, a quien Benito Juárez, aunque con todo y una ligera rivalidad política de por medio, designa como su sucesor, Lerdo, un político brillante supo realizar una transición tranquila e incluso realizó una reforma constitucional que ni el mismo Juárez pudo realizar debido a su larga estancia en el poder y la desconfianza que ello generaba.

Pero mentes brillantes como las de Benito Juárez son escasas, y aunque el Presidente Chávez sin duda era un hombre inteligente, también es que lo seducía en exceso la chabacanería y la frugalidad. Por ello no resultó sórpresivo cuando seleccionó a Nicolás Maduro, un antiguo conductor de autobuses como su sucesor, escogiéndolo sobre otros políticos, algunos quizá con más talento como Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, el Congreso venezolano. 

Chávez, que se consideraba eterno y tocado por la mano de Dios, nunca se preocupó en preparar un verdadero sucesor que realmente entendiera la complejidad ideológica y sistémica de la llamada revolución bolivariana (que no es nada más que un Estado de Bienestar construido a partir de una economía fuertemente centralizada) y que además tuviera la inteligencia de enfrentar los problemas que ello generaría. Obviamente Nicolás Maduro está muy lejos de eso. 

Lo que sucede hoy en día en Venezuela no es más que el estallamiento para Maduro de todos los problemas que Hugo Chávez le heredó y que ante su incompetencia y negligencia sólo han crecido de manera exponencial. Todos y cada uno de los problemas que atraviesa hoy Venezuela no son nuevos, ni nacieron hace un año, fueron síntomas que aunque Chávez paliaba, siempre estuvieron ahí latentes y hoy han explotado de manera fatal. 

Dos son los principales problemas que tiene Venezuela y que han desencadenado la protesta social (de la cual los medios y la oposición han hecho su agosto): la inseguridad y la economía. La primera es un problema del cual se lanzaron fuertes alertas en los últimos años. La violencia se fue desbordando en las principales ciudades de Venezuela (Caracas y Miranda) de manera progresiva y cada vez más agresiva, y fue una cuestión que el Comanda decidió ignorar, achacándola a la oposición y a planes desestabilizadores del exterior, cuando la delincuencia tiene su propia violencia. 

Venezuela es un coctel similar en gravedad al de México. Las instituciones policíacas y de procuración de justicia están podridas en corrupción, la desconfianza ciudadana hacía las instituciones es profunda, ergo, no denuncian. El tejido social se encuentra fuertemente fragmentado a consecuencia de la polarización política generada por el chavismo y la oposición, más aun alentada por una propaganda de violencia y anarquía social de la cual ambos sectores y los medios de comunicación son responsables. Súmenle problemas que siempre existen como la pobreza y el caldo sólo da para que explote. 

La economía es otro de los grandes problemas. A diferencia de otras economías latinoaméricanas que vivieron booms en los noventa a consecuencia de los modelos neoliberales, Venezuela sólo entró en una espiral de decadencia a causa de los viejos gobiernos. Por ello el modelo implantado por Hugo Chávez, financiado principalmente con ingresos petroleros fue ciertamente exitoso, pues brindó bienestar social. El problema es que las fobias del Comandante eran muy grandes hacía el capital privado y más que impulsar el crecimiento se dedicó a extralimitar el modelo con una política de intervención económica excesiva. 

Lo cual obviamente generó que los inversionistas salieran huyendo de Venezuela, sacando sus inversiones y secando los ingresos de aquella nación. Lo cual nos ha llevado al escenario que tiene hoy aquel país. No hay dólares y los bolivares no valen un carajo. La economía está seca y depende exclusivamente del petróleo para generar dólares para practicamente todos los demás sectores productivos. Aunque los diarios son quienes han hecho más escandalo, ante el inminente cierre por la falta de papel, practicamente todos los sectores productivos están en números rojos y en escasez. 

A nivel económico es donde Venezuela se enfrenta a un peligroso desastre que puede destruir aquel país. No habrá dinero para importar bienes de primera necesidad, mismos bienes que el país no produce. Lo poco que se logré comercializar estará sujeto a presiones económicas brutales que disparan la inflación provocando una devaluación aun más impresionante del bolivar. Es decir, un escenario de estanflación, es decir, estancamiento económico e inflación galopante parece inminente. 

Eso explica las protestas sociales. Y aunque es ciertamente lamentable el agosto que están haciendo los medios de comunicación y la oposición coalicionada en la Mesa de Unidad Democrática, no deja de ser loable y encomiable la protesta social que están realizando los venezolanos. El siguiente paso debe ser en dos sentidos: por un lado quitarse el tutelaje de la oposición y los medios de comunicación (que no son más que una vulgar pandilla de rufianes de igual o peor calaña que algunos cuadros del chavismo) y por otro lado, no conformarse con las protestas que a mediano y largo plazo no producen nada, sino realmente asumirse como ciudadanos titulares de derechos que tienen la obligación de exigirle al gobierno, la oposición y todos los sectores sociales que trabajen no en sus propios intereses, sino en la colectividad. 

Porqué ya no hay comandante Chávez que salve a la patria. Maduro y el PSUV y Capriles y la MUD han demostrado seguir enfrascados en la politiquería que llevan desde hace doce años, el concierto de naciones ha demostrado ser ineficaz en muchas ocasiones para realmente ayudar a un país, ni que esperar de los medios de comunicación que son una camarilla de intereses económicos. Son los ciudadanos, y solamente los ciudadanos los que tienen en su poder la posibilidad de evitar que Venezuela termine yéndose al carajo como está trazado su camino hoy. Sólo ellos y nadie más. 

Pero eso requiere asumir un papel verdaderamente activo y no sólo pensar que todo se soluciona con multitudinarias marchas. Al tiempo. 

Y en la próxima madeja: La nueva dirigencia del PRD.