lunes, 10 de marzo de 2014

La nueva dirigencia del PRD

La Madeja del Gato (partidista-electoral)
Madeja #254
Por Christopher Vergara

En cuestión de días (o tal vez semanas) el Partido de la Revolución Democrática deberá renovar su dirigencia, ante el inminente fin del periodo legal de la actual Presidencia encabezada por Jesús Ortega y el Secretario General Alejandro Sánchez Camacho. El primero uno de los líderes principales de Nueva Izquierda, el segundo uno de los principales muchachos de Izquierda Democrática Nacional, la más grandes corrientes del PRD. 

Ante el proceso se abren tres opciones. Por un lado, Nueva Izquierda y sus aliados habituales, el grupo mexiquense Alternativa Democrática Nacional, impulsan en formula a Carlos Navarrete, ex Senador y el Chucho más grande que no se llama Chucho y a Héctor Bautista, jefe de ADN para la secretaría general. 

Ante la obvia falta de candidatos, IDN impulsa, en alianza con otras pequeñas corrientes a Cuauhtémoc Cárdenas, en especial tras que el Consejo Nacional del Partido modificará los estatutos y permitiera la reelección mediata de sus dirigentes tras el vencimiento de un periodo. Dado que el Ingeniero dejó la Presidencia del PRD hace 21 años está más que calificado para el puesto. 

Como tercera y muy menor vía se posiciona Carlos Sotelo, dirigente de la corriente Democracia Social, que aglutinó a otra serie de corrientes más pequeñas y regionales en el movimiento Patria Digna que impulsa su candidatura a la Presidencia. MPD tiene principalmente presencia regional en estados como Michoacán. 

Por último y ya sin muchas ganas, Marcelo Ebrard, mediante su Movimiento Progresista busca lanzarse como candidato aunque por la forma en que opera el PRD es quien realmente tiene muchas menos cánicas, y oportunidades al menos como se visualizan las cosas. 

¿Qué tal fue la Presidencia de Jesús Zambrano? Los Chuchos tienen un gran problema. Puede que sean unos muy eficientes políticos (no en balde el control absoluto que han ganado sobre el partido) pero tienen un gran problema. Son muy grises y poco carismáticos como políticos y además de todo son bastante conformistas con algunos triunfos menores. Es decir, no tienen sed de triunfo. 

La Presidencia de Jesús Zambrano fue igual de timorata y grisácea que la de Jesús Ortega. Triunfos electorales importantes en 2012 más debido a sus candidatos que al propio partido. Y un 2013 bastante grisáceo en cuanto a resultados. 

Un tercer 'chuchato' al hilo sería más o menos similar. No porqué el candidato sea malo (particularmente Carlos Navarrete es mucho más brillante y carismático que Ortega y Zambrano), sino porqué la estructura de Nueva Izquierda y de ADN han burocratizado en exceso al partido. Lo han desdibujado como oposición no sólo a nivel federal, sino más gravemente a nivel estatal y en general NI y ADN pueden vivir felices con cien diputados y algunas presidencias municipales. No aspiran a nada más. En el discurso si, pero fuera de ahí no. 

El problema de Marcelo Ebrard, más allá de que su inconsistencia ideológica es ciertamente preocupante, deriva de los mismos problemas que enfrentó en su relación con el partido cuando fue Jefe de Gobierno. Nunca tuvo oportunidad de armar un grupo político propio, en consecuencia, más allá de su carisma y popularidad, no cuenta con activos en el partido para poder jugar más allá de sus diez fieles de siempre. 

Tristemente, al igual que con la candidatura presidencial, Marcelo hubiera sido un mejor candidato y Presidente que quien vaya a quedar. Pero han sido tantas las oportunidades políticas que ha dejado ir. Y es tanta la fobia que actualmente le tiene Nueva Izquierda que dificilmente le van a dejar siquiera competir con dignidad.

El problema de Carlos Sotelo y su grupo de corrientes, es que son bastante desconocidos. No se niega la trayectoria del ex senador y de algunas personalidades que lo acompañan como Pablo Gómez, Leonel Godoy e Iris Vianey Mendoza. Es decir, son pequeños que no tienen un impacto real dentro del partido y dificilmente podrán manejar una estructura tan amplia y en muchos lugares anquilosada. 

Es por ello, que siendo así, y aunque parezca increíble, es el Ingeniero Cárdenas la mejor opción del partido. No tanto por esas cursilerías del líder moral y demás, sino porqué el puede coordinar, la verdadera refundación del partido. Algo triste porqué eso habla de la falta de cuadros del partido, que los lleva a buscar una vez más al caudillo fundador que vuelva a dar orden al PRD, pero ésta quizá puede ser la llamada de alerta que el partido necesita para sacudirse el marasmo en el que viene sumergido desde hace unos ocho años cuando la perdida de la elección de 2006 practicamente lo ha tenido perdido y sin rumbo.

Pero si el Ingeniero Cárdenas regresa a la Presidencia no puede ser ni como figura decorativa de las corrientes ni como una reimposición del caudillo caído en desgracia hace doce años, cuando el escandalo de Rosario Robles lo eliminó políticamente. Cárdenas debe regresar y antes que nada, incluso más que preocuparse por las elecciones de 2015 por darle nuevas reglas y mecanismos al PRD para que pueda convivir. Es decir, para evitar que cada tres años en las internas o en las elecciones las corrientes se estén matando entre si por puestos y candidaturas. 

Además claro, de tener una postura coherente como oposición. No sólo en el sentido de si negociar o no con Peña Nieto (que es una cuestión superada, el partido no se puede cerrar al dialogo), sino más bien replantear ciertos debates a la luz de la situación actual a nivel mundial. Tener claro que tipo de izquierda se quiere ser.

El PRD necesita volver a discutir éstas cuestiones básicas que solucionó en 1989 pero que en el marco y desarrollo actual se han perdido en una maraña de intereses, personas y juegos. El partido, de seguir así, sólo se va a convertir en una burocracia electoral más, que profudice con gravedad la crisis de confianza de la ciudadanía en los partidos políticos. La respuesta no está en la estridencia discursiva, sino en la inteligencia práctica, algo que el partido rara vez ha tenido. 

Finalmente, sobre el método de elección de ésta nueva dirigencia. Sinceramente ya ni se por cual apostar. Las elecciones abiertas o a militancia siempre han sido un cochinero y no otra cosa dentro del partido, una elección en Consejo Nacional sería un mayoriteo grosero de NI y ADN y las encuestas nunca dejan contento a nadie. Si van por el Ingeniero, una elección del Consejo por unanimidad, y el tema electoral del PRD se sume de inmediato a la larga lista de pendientes a reformular en el partido. 

El PRD tiene (una vez más) la histórica oportunidad de realmente terminar con sus problemas que le aquejan de años. Una salida conciliada como la hace tres años es sólo alargar un proceso que cada vez tiene menos elementos para poder subsistir. El futuro de la izquierda seria va de por medio. 

Y en la próxima madeja: Las presidenciales de El Salvador.

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