jueves, 30 de diciembre de 2010

Esa amable espectro...

Quién la viera pensaría que jamás se cansaba de ello. Habia sido su labor durante miles de años, desde que el Cosmos creo todo, ella nació, pues todo lo que Existe debe dejar de estarlo, debe No Existir.

No era en definitiva una labor amable, una labor por la que fuera reconocida, una labor que toda existencia venerara, como al otro espectro, al que nunca habia visto, pero que le daba razones para que ella trabajara. No lo conocía, pero anhelaba hacerlo, deseaba preguntar por que si ese otra espectro lo engendraba todo, no podía terminarlo, por que estaba ella ahí.

Además, desde hacia relativamente poco tiempo, ansiaba preguntarle, que habia después, que sucedia con la energía, cuando dejaba una existencia y se dirigia volando hacia el ultracosmos, donde ella no podia viajar, no podía conocer.

Porque no, aunque lo aparentara, nada le estaba revelado, ella sólo cumplia una dulce encomienda, una triste maldición, la de expirar a las existencias, la de llegar en esos ultimos cinco momentos, aparecer y abrir el envase y dejar que esa energía emprenda su nuevo viaje, su nuevo vuelo.

El trabajo era interesante, no por que la tarea que realizara fuera esencialmente bonita o agradable, hasta la fecha ella siente un dejo de culpa de terminar con la existencia definida de la vida. Pero cuando eres un ser tan poderoso y tan solitario, aprendes a observar.

Ella recuerda todas y cada una de las millones de existencias que ha concluido, su gran memoria le permite recordar a aquella amable anciana, que pudo verla y abrazarla, feliz de acariciarla después de una larga y feliz vida. Recuerda a aquel pobre perro, que tuvo un dejo de cariño cuando por fin dejó de sentir hambre.

Que decir de aquel hombre, que apenado de toda su acción en vida, no pudo mirarla a los ojos cuando ella fue la unica que lo acompaño en aquella fastuosa casa. O esa pobre niña que sonrio y a la vez lloro cuando dejo de sentir aquellos terribles dolores. Sin contar aquel hermoso jaguar, que se dejó acariciar cuando ella lo alejó de esos terribles cazadores.

Aunque no parezca, ella prefiere esos trabajos unicos, a aquellos sucesos que las existencias llaman catastrofes, además del agobio que le produce trabajar tanto, tiene impulsos de reprocharle al otro espectro, su decisión de terminar de manera abrupta con miles de existencias.

Porque además le produce tristeza tener que tardarse a veces tanto, y dejar que esas existencias, a las que ella tanto quiere, tengan que sufrir de manera tan pesada hasta que ella pueda llegar a darles el último cariño.

Además, de estar siempre atenta a la vida misma de quien sabe en algún momento tendrá que expirarlos, le divierte ver la manera en que sus queridas existencias piensan y hablan de ella, como la dibujan, como la veneran, como la desprecian, como le temen.

Ella sólo quisiera ir a verlos, y decirles que su imaginación vuela mucho. Que ella no tiene una forma humana o mucho menos osea, que no es una desgraciada que goza con expirar las esencias, que no debe ser venerada, pues no es más que una pieza más en la existencia misma del Cosmos, al igual que ellos.

Cuando eres joven, estas lleno de vida y energía, y todo lo que haces lo realizas con total y absoluto entusiasmo. Pero ahora ella lo comprendia, estaba cansada, ya se sentía muy sola, y ya estaba harta de aquella labor.

No por que hubiera dejado de amar a sus existencias, sino por que estaba harta de tener que despedirse de ellas sin poder volver a verlas, ella desconocia, si como sus existencias creen, que se reencarna en otras nuevas existencias, por que para ella eran completa y totalmente diferentes.

Tampoco sabia, tal como sus existencias creen, que una vez que ella los expiraba ellas viajaban a un lugar paradisiaco y mágico.

Todos creen que ella es la ama y señora del fin de las existencias, pero no es así, ella sólo cumple un mandato, un mandato que desconoce de donde viene, que le fue encomendado desde que ella misma existió. Sin recibir más explicación o instrucción.

Lo intentó, realizando todas las maniobras posibles, todos los métodos que ella habia visto en alguna ocasión, todos los actos y acciones, pero ninguno dio resultado.

Ese día se dió cuenta de su triste realidad, ella, la que expiraba a todos las existencias, no podía expirarse asi misma y realizar ese viaje, conocer el ultracosmos y saber a donde va, la energía cuando la existencia se expira.

Ante eso sólo le quedaba una cosa, era hora de conocer, a su otro espectro...

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