viernes, 10 de diciembre de 2010

La Rosa de Guadalupe, más mágico-musical

La Madeja del Gato (y los vientos de Lupe)
Madeja #89
Por Christopher Vergara

Hace casi año y medio (muchas madejas atrás) dedique una columna a hablar de La Rosa de Guadalupe, el unitario de Televisa, que contaba historias dé superación personal y crecimiento, con un toque 'mágico' cortesía de una Rosa que aparecía y de alguna manera (a veces medianamente lógica, otras no), ayudaba a recapacitar y a solucionar los problemas.

Esta semana y coincidiendo con el tradicional y anual día de la Virgen de Guadalupe, Televisa estrenó nuevos capítulos del unitario, pertenecientes a su segunda o tercera temporada, seguramente, ahora si rebasando todo límite plausible de siquiera congruencia en ese mundo.

Y es que, en estos nuevos episodios que se han estado estrenando, la Rosa de la Virgen no sólo aparece de manera misteriosa y ayuda a las personas a recapacitar y enmendar el camino, la MISMA Virgen de Guadalupe lo esta haciendo.

Citemos algunos casos: en un capítulo una mesera de cafeteria llamada Pita ayuda a un joven a recapacitar y confesar que fue coparticipe del secuestro de su propia madre, a la vez que ayuda a la madre, donde con los secuestradores, brindandole insulina para su diabetes. Al final dejandoles a ambos, una medalla de la Virgen.

En otro, una joven llamada Guadalupe, ayuda a una joven que ha caido en una red de trata de personas, seducida por un joven apuesto, y cuando esta a punto de ser violada por quien pagó por ella, una luz ciega al joven.

Y el más ridiculo de todos, fue otro donde una famosa actriz de telenovela es adicta a la cocaina, y cuando desaparece y posteriormente entra al hospital y a rehabilitación, sus hijas son cuidadas por una joven llamada Dulce María, que sólo ellas pueden ver, pero esperense, viene lo mejor, cuando la actriz no puede y esta a punto de salir por otra dosis, al abrir la puerta, la MISMISIMA virgen se le aparece, le habla, le da la rosa y le da cariño.

Eso sin contar que ahora, la reflexión final, no la dicen los protagonistas que recapacitaron o tuvieron la voz de la razón, sino la misma Virgen de Guadalupe, que en un tono maternal, amable y cariñoso, señala los errores, juzga y aconseja.

Para al final, en lugar de desaparecer, sacar su manita y llevarse la rosa magicamente.

Lo admito, La Rosa de Guadalupe es un placer culpable, antes me gustaba, porque amén de su buena vibra que transmitía, salvo algunos casos, los protagonistas aprendían su lección, no por un viento divino, sino por su misma madurez y reflexión, y salvo el detalle de la Rosa, era un unitario positivo, no siempre bien actuado o de buena manufactura, pero si muy digno dentro de la barra de programación vespertina del Canal 2.

¿Pero esto?, ¿enserio?, ahora los errores de la gente no se solucionan o se cambian por que ellos mismos así lo decidan, si no por que la misma Virgen de Guadalupe los ayuda, además pierde toda noción mínima de credibilidad al integrar al personaje como un actor más y permitir que interactue y plantee soluciones que en verdad son poco creíbles.

Más que seguir intentando llevar a la gente a creer que los problemas se solucionan por que la Virgen o Dios lo quieren y disponen, la religión (en especial, una que pasa por una terrible crisis como la católica), debería enfocarse en lograr en que se le vea como una herramienta que fortalezca y acompañe la espiritualidad de cada persona, no como una lampara (o rosa) mágica que solucionen los problemas.

Porque a final de cuentas, la vida no nos regala rosas mágica o nos ayuda con la aparición de advocaciones marianas, y si nos pone en situaciones y momentos que requieren confianza y compañia para salir avante.

La intención del unitario no deja de ser buena o valida, pero sus intenciones religiosas inherentes dieron un giro por demás perverso y sospechoso.

El Último Hilo: Siguiendo con el tema, Canal 9 esta retransmitiendo Mujer, Casos de la Vida Real, y la verdad, si en la Rosa de Guadalupe nos quejamos de que el unitario es irreal y fantasioso, el unitario de Silvia Pinal, se pasa de dramático, mal actuado y perturbador. Cualquier persona que se siente a ver las dos horas (que son alrededor de 6 casos) terminará irremediablemente con una depresión al menos leve, no es sano ver el unitario más allá de un capítulo. No es chiste, enserio.

Y en la próxima madeja: Ahora si, el review de Better With You.

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