martes, 22 de diciembre de 2015

Star Wars: El Despertar de la Fuerza

La Madeja del Gato (con la fuerza)
Madeja #317
Por Christopher Vergara

En octubre de 2012, Disney dentro de su estrategia de invertir en marcas y propiedades de gran calado y potencial económico, desembolsó la friolera de 4 mil millones de dólares por Lucasfilm Ltd., la compañía fundada en la década de los setenta por George Lucas y que además de estudios líderes en la materia como Industrial Light & Magic y Skywalker Sound, tenía en sus librería los derechos de dos joyitas que seguramente valen más que todos los fierros y terrenos juntos: los derechos de Indiana Jones y de Star Wars, dos de la franquicias más valiosas y legendarias de la industria cinematográfica. 

Disney inmediatamente realizó la acción más sensata cuando tienes una propiedad que vale tantos millones de dólares como Star Wars: la pones a producir más. Para ello, nombró a Kathleen Kennedy, socia de muchos años de Steven Spielberg como Presidente de Lucasfilm y le encomendó la realización de una nueva trilogía que continuará el legado de los seis episodios anteriores así como el explorar la posibilidad de cintas ajenas a la narrativa principal.

Kennedy, con la bendición de Lucas, eligió a J. J. Abrams como director de la nueva cinta. Elección realizada en base al buen trabajo que realizó renovando la franquicia de Star Trek así como su cinta independiente Super 8. Para el guión contrataron a Michael Arndt, celebre guionista de Little Miss Sunshine y Toy Story 3, aunque posteriormente el mismo Abrams junto con el mítico Lawrence Kasdan, guionista de los episodios V y VI trabajaron y reescribieron el tratamiento de Arndt. Más aún, lograron lo que hasta hace unos años parecía imposible, convencieron a Mark Hamill, Harrison Ford y Carrie Fisher de retomar sus míticos roles como Luke Skywalker, Han Solo y Leia Organa.

Es así que llegamos a Star Wars: El Despertar de la Fuerza, séptimo episodio en la épica saga intergaláctica que se sitúa aproximadamente treinta años tras la caída del Emperador Palpatine y Darth Vader. Son tiempos de conflicto en la galaxia pues una agrupación llamada Primera Orden, a cargo del malvado Kylo Ren, busca restaurar el orden dictatorial que existió durante el Imperio Galáctico. Además, Luke Skywalker se encuentra desaparecido, y la Resistencia (heredera de la Rebelión) a cargo de la General Organa busca cualquier manera de encontrarlo para que regrese a combatir la Primera Orden.

Star Wars: El Despertar de la Fuerza tenía un reto inmenso. Por un lado complacer a uno de los fandoms más exigentes y obsesivos de la industria del entretenimiento, además de que debía interesar a las audiencias masivas que probablemente se sentirían reacias tras el irregular resultado de la anterior trilogía y finalmente debía captar la atención de toda una nueva generación de fanáticos que son muy jóvenes para recordar el trancazo que fueron la trilogía original o la trilogía precuela. Por ello, El Despertar de la Fuerza se vuelve una cinta sumamente inteligente pues de manera magistral evoca aquello que hace a Star Wars una de las franquicias más queridas de todos los tiempos a la vez que establece las bases y lineas argumentales para la trilogía que esta comenzando y actualiza el mito para una nueva generación de espectadores.

La salida más fácil para criticar a la cinta es señalar que su argumento es un  fusil de Una Nueva Esperanza y que sus aportaciones a la narrativa de Star Wars son mínimas. Es una crítica facil aunque tiene cierto sustento (el argumento tiene muchas semejanzas con el episodio IV) aunque es claro que esto es completamente intencional. Lograr una cinta que los fans de hueso colorado amen y que a la vez conquiste a quien nunca ha viso una sola cinta es una labor muy compleja de lograr. Por eso la vuelta al origen es necesaria. No porque se intente aferrar al pasado y volverse un remix de viejos éxitos sino porque es necesario recordar eso para partir hacía nuevos horizontes, de ahí que el estilo e ímpetu propio de Abrams resultan totalmente notables. La cinta brilla más por sus propios elementos que por los ecos del pasado que pueda traer.

Además, a partir de esta cinta, Star Wars deja de ser el barco de una persona (George Lucas) para volverse el barco que muchas personas podrán capitanear, al que le podrán imprimir sus propias ideas, estilos y gustos. Aunque suena contradictorio esto con lo anterior es parte de una misma estrategia: recordarle a la audiencia porque Star Wars es fenomenal y enamorar a las nuevas audiencias. El Despertar de la Fuerza es el punto de partida hacía un universo que no tendrá más límites que los que la audiencia le quiera poner.

La historia de El Despertar de la Fuerza es genuinamente divertida, interesante y emocionante. El viaje que inician nuestros protagonistas (porque es indispensable verlo como parte de una sola narrativa) es magnífico. Conocemos a los personajes en su estado más salvaje, donde sus fortalezas y debilidades se muestran con mayor fuerza y donde su inmadurez es su rasgo más agraciado. Las cosas que les pasan en muchos casos son meros accidentes o casualidades, pero es lo que eventualmente los impulsará a ser héroes.

En ese sentido, la elección del nuevo elenco joven es muy afortunada. La novata Daisy Ridley, que encarna a Rey, una chatarrera que por azares del destino encuentra su camino ligado a la Fuerza y su gran dominio sobre ella es un gran personaje. Star Wars nunca ha sido una saga de personajes femeninos débiles (la Princesa Leia, aun con peinado de donas de por medio es un rol positivo en todo sentido), Rey es la continuación de linea, de forma mucho más clara: una mujer fuerte, independiente, inteligente y hábil.

John Boyega es Finn, un Stormtrooper que fracasa en su tarea como soldado de la Primera Orden y decide desertar y sumarse a la Rebelión. El personaje es un elemento relativamente novedoso en la franquicia pues es el primer traidor o desertor a la causa fascista de la Primera Orden. Aunque temeroso es un personaje que tiene gran potencial, incluyendo ese afortunado potencial romance con Daisy (estaríamos hablando de una relación interracial, algo que todavía genera ruido en muchos sectores sociales).

Oscar Isaac es el genial Poe Dameron, un alucinante y genial piloto de elite que es enviado por la General Organa para poder encontrar a Luke y además es el dueño de BB-8, el droide más genial desde que apareció R2-D2. Mientras que este último es genial y cool, BB-8 es tierno y bonito. Te dan ganas de tener uno y adaptarlo como mascota. Finalmente Adam Driver interpreta a Kylo Ren, el nuevo villano de la trilogía, un personaje que está bien logrado en el sentido de que al inicio te cuesta creer su poder y maldad hasta que la misma cinta te muestra su viaje y consolidación al lado oscuro, destacando la enorme capacidad actoral de Driver. 

Reencontrarnos por otra parte con nuestros viejos amigos es la parte más dulce del viaje. Son personajes (para quienes hemos visto las cintas) que amamos con ciega fe y que volverlos a ver, treinta años después es tremendamente glorioso. Volver a ver a Han Solo y a Chewbacca es delirante, como un sueño hecho realidad. Reencontrarmos con la General Organa es alucinante (y una vez más reafirma la valía del personaje, al ser el personaje de mayor poder formal dentro de la cinta), tener a C3PO y a R2-D2 siempre es una delicia y ver a Luke... te hace anhelar que llegue la siguiente cinta. 

Es también necesario precisar lo bien que dirige Abrams a sus actores. Lograr volver a entonar a Fisher y Ford dentro del tono y esencia de sus personajes es realmente extraordinario. No sólo crees que son las mismas personas de hace tantos años, sino que además han vivido situaciones y eventos que los tienen donde están. Por su parte, su labor con los nuevos personajes (que también incluyen brillantes personajes creados en motion capture de Andy Serkis y Lupita N'yongo) como ya he señalado ampliamente es buena. Finalmente (y aquí es donde criticare el gran pecado de George Lucas) es lo bien escritos que están los dialogos de la cinta. Aún en sus momentos cursi son realmente buenos.

Dentro del aspecto técnico hay que destacar lo natural y orgánica que es el montaje y escenarios de la cinta. A diferencia de Lucas que se obsesionó con los escenarios digitales y efectos visuales, Abrams recurre en mayor medida a escenarios naturales y efectos visuales tradicionales antes que imagenes generadas por computadora, lo cual le da un aspecto visual magnífico a la cinta. Muy realista y con una estética que recuerda a la trilogía original y vuelve creíble los paisajes de la árida Jakku o el vegetal Takodana. Los efectos visuales son un aspecto impecable. Simplemente volver a ver el Halcón Milenario es magnífico. 

¿Es buena El Despertar de la Fuerza? Es grandiosa. ¿Supera la trilogía original? Quizá no, pero es una digna sucesora de esos mitos cinematográficos que sólo se dan esporádicamente. Podríamos tener una secuela de El Mago de Oz que tuviera todos los grandes elementos de hoy en día y así sería imposible que superará el clásico de 1939. 

Ahora si, SPOILERS. Así que si no la han visto, aquí pueden terminar de leer. 

Obviamente el punto más interesante a tratar aquí es Kylo Ren, sus conexiones familiares y su viaje hacía el Lado Oscuro. Kylo Ren tiene que atravesar forzosamente por un viaje distinto al de Anakin o Luke. No estamos hablando de un niño que durante su infancia fue esclavo y vio morir a su madre a manos de una banda de mercenarios. Ni de un granjero que vivia en Salsipuedes Tatooine. Estamos hablando de alguien que seguramente tuvo todo el linaje, medios y recursos para ser una persona de bien. Hablamos del hijo de Leia Organa y de Han Solo, dos héroes en toda la extensión de la palabra. Será muy interesante conocer los motivos de Ben Solo para volverse al lado Oscuro al servicio del Supremo Lider Snoke. ¿Por qué? Porque de no haber buenos motivos estaremos ante el berrinche en su máxima expresión. Anakin era un gran berrinchudo, neurótico y obsesivo aunque con bastantes motivos para ser seducido por la fuerza. ¿Cuáles son los motivos de Kylo Ren? Será interesante conocerlo. 

Sin duda el momento más dramático de la cinta es la muerte de Han Solo. No sólo por la forma en que se realiza (pues por un momento crees que Kylo Ren ha regresado al lado de la luz) sino por la trascendencia que implica. La brutal traición y asesinato que comete Kylo Ren contra su padre es el paso definitivo hacía el Lado Oscuro. El momento en que el tren hacia 'Villa Jedi' definitivamente parte sin retorno y tu no estás en el. La conversión de Anakin a Darth Vader fue mucho menos violenta y menos simbólica (si, se escabechó hasta niños) pero lo hizo engañado, realmente no fue culpable directo de la muerte de Padme y nunca pudo vencer a Obi Wan (ni siquiera en el episodio IV), que es su figura paterna. 

Rey e incluso Finn plantean más incógnitas. No sólo por los orígenes de ambos personajes sino por su relación con la fuerza. Rey tiene una poderosa relación con la fuerza (es ella quien provoca el despertar de la fuerza) pero su misma inmadurez la coloca ante la gran tentación de caer presa del Lado Oscuro. Su pelea con Kylo Ren es impulsada en gran medida por el coraje y enojo que le provocó el asesinato de Han Solo. La manera en que lidie con esas emociones es la que definirá su relación con la fuerza. Finn por su parte no alcanza a mostrar aún si tiene madera de Jedi o será un gran piloto de la Resistencia. 

Finalmente, la aparición de Luke es hiper genial. Y te deja esperando el siguiente episodio porque esa mini escena de apenas unos segundos sólo promete grandes cosas (y esperemos que alguna respuestas) rumbo al siguiente episodio. 

Ay, Star Wars, como te extrañé. Eres tan genial.

Y en la próxima madeja: Review de El Rey León, el musical.

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