domingo, 20 de diciembre de 2015

Eres Bueno, Charlie Brown

La Madeja del Gato (teatrera)
Madeja #316
Por Christopher Vergara

Desde su aparición a mediados de los cincuenta en todos los diarios de los Estados Unidos en la tira cómica Peanuts, creación de Charles M. Schulz, Charlie Brown y su pandilla se convirtieron en algunos de los personajes más populares de la cultura popular estadounidense. 

A principios de la década de los sesenta, el compositor y músico Clark Gesner, obtuvo permiso de Schulz y la United Features Syndicate para grabar algunas canciones inspiradas en la tira cómica de Peanuts, lo cual fue el paso previo para el desarrollo del álbum en un musical completo, estrenado en 1967 en Off-Broadway bajo el título You're a Good Man, Charlie Brown. Dicha obra fue repuesta en 1971 y en 1999 en Broadway. Esta última versión es en la que se basa la puesta en escena que actualmente se presenta en el Teatro Milán. 

Charlie Brown y Snoopy es de esas propiedades que denomino como 'apapachos al corazón' en razón de que son propiedades que además de presentar un mayor o menor sentido de nostalgia al público (en razón del tiempo de existir que tienen) son propiedades que encierran una inocencia e inteligencia extraordinaria. Peanuts no se caracteriza sólo por ser una tira cómica de humor blanco y personajes extraordinarios, encierra una inteligencia, fineza y sabiduría en muchas de sus tiras, que terminan siendo más allá de mero entretenimiento de periódico para presentar sendas reflexiones sociológicas, filosóficas y psicológicas. Son propiedades de primer nivel en todo sentido, que merecen siempre ser cuidadas y preservadas, ya que siempre que nos encontramos con ellas nos provocan emociones positivas y poderosas. 

La idea de trasladar una tira cómica con personajes caricaturizados a un medio tan necesariamente realista (o cuando menos humano) como el teatro, puede sonar bastante descabellada. Y es una idea que definitivamente uno no compra hasta que la puesta en escena lo enamora y conquista a uno. La gran virtud de Eres Bueno, Charlie Brown, reside en la gran maestría que Clark Gesner y su equipo de actores y técnicos lograron imprimir al libreto (que resultó en una obra colectiva, aunque Gesner ostente el crédito estos días) que logro trasladar la fineza e inteligencia de la tira cómica al teatro, acompañada de las desternillantes y delirantes canciones que Gesner compuso. 

Eres Bueno, Charlie Brown, es un musical de comedia que mediante una serie de viñetas o pequeñas escenas nos presenta a Charlie Brown, Snoopy, Schroeder, Linus, Lucy y Sally, así como los gustos, miedos, pasiones, y razones que los impulsan a vivir. No se trata en ningún momento de una obra que narre una historia lineal, sino un musical compuesto por pequeñas escenas que nos van presentando y enamorando de estos personajes. El libreto y canciones de Clark Gesner, hábilmente adaptados por Pepe Valdés, productor de la obra, es tal y como lo mencione, un apapacho al corazón.

Un gran libreto no es nada, sin una buena dirección y un buen elenco. Eres Bueno, Charlie Brown supera por mucho la categoría de bueno pues esta brillantemente dirigida y actuada. La dirección a cargo de Anahí Allué (si, nuestra querida señorita Morrida también dirige) es divertida y fresca, ya que utilizando los escasos recursos escénicos de la obra, logra imprimir credibilidad no sólo a los escenarios mostrados, sino a la forma en que los actores se desenvuelven en ellos y la forma en que hicieron suyos a los personajes. Lograr que personas de entre 25 y 35 años interpreten a niños de cinco años (y a un perro) con total naturalidad y sencillez es una tarea sumamente compleja, que Anahí Allué, junto con Jacobo Toledo en la coreografía logran con amplitud. 

Debo confesa que la razón principal por la que acudí a ver este musical reside esencialmente en que Jerry Velázquez interpreta a Charlie Brown. Jerry (Gerardo) Velázquez es parte de esa camada de actores y cantantes emanada de High School Musical: La Selección (el reality show de Azteca y Disney emitido hace la friolera de ocho años). Aunque yo me volví fan de su trabajo y de él, desde que interpretó a DJ en el sitcom de Disney Channel, Cuando Toca la Campana. Lo he seguido desde entonces, pues me parece un actor y cantante que tiene no sólo un inmenso potencial, sino que es desde siempre sumamente talentoso y carismático. 

Y no decepciona, aunque tiene en sus manos el personaje del que es más difícil enamorarse y sentir empatía. Charlie Brown es un niño inseguro, tímido, algo gris y algo soso y como personaje no tiene tantos rasgos que lo definan y hagan irresistible, salvo su inherente bondad y gentileza como persona (lo cual es una metáfora muy elegante sobre como la sociedad infravalora cualidades que tendrían que ser esenciales en una persona como esas). Charlie Brown es el tipo más común que existe y por eso nos termina conquistando. Porque cualquiera de nosotros puede ser Charlie Brown. Todos hemos sido inseguros, nos hemos sentido rechazados, olvidados o inútiles. 

Y Jerry lo hace tan bonito, que lo crees y te enamoras de su Charlie Brown. Creo que la empatía con Charlie Brown es cuando te sientes identificado con el, lo cual varía de persona a persona (o puede que nunca se presente). Mi momento de empatía es San Valentín, cuando Charlie se lamenta que todos, hasta Snoopy, recibieron un regalito, menos el. Es una escena muy tierna y Jerry la lleva de forma esplendida, al igual que otros grandes momentos como su sesión de terapia con Lucy, o su inseguridad por hablarle a la niña pelirroja, su fracaso en el beisbol o su imposibilidad de volar una cometa. Charlie Brown es de esos escasos papeles que Gerardo Velázquez encontrará en su vida como actor que parece fueron escritos pensando en el pues resalta todas sus cualidades como actor y cantante, logrando que destaque y domine el escenario. 

El resto del elenco es de primera pieza. Andrés Elvira (el elegante y maltratado Valentín en Mary Poppins) es el neurótico y algo parco pero artístico Schroeder (si, el que toca el piano). Andrés lo interpreta de una manera tierna y deliciosa y su obsesión con Beethoven (que desemboca en el brillante número del Día de Beethoven) junto con grandes momentos como el ensayo del coro lo vuelven un personaje alucinante. Hiromi Hayakawa (voz de Mérida de Valiente y actriz en Mentiras y Bule, Bule, el show) es la egocéntrica y obstinada Lucy. El tono agudo que le imprime en la voz Hiromi es perfecto para el personaje: su amor enfermizo y no correspondido por Schroeder, su sesión de terapia con Charlie Brown, su aspiración a ser reina y su delirante encuesta son de sus mejores momentos. 

Rogelio Suárez (a quien todos amamos como Chakas en Hoy No Me Puedo Levantar) es único y vibrante como Linus, el obsesivo pero tremendamente inteligente niño que vive enamorado y obsesionado con su mantita. Linus es el personaje más tierno de la obra y genera risas en todo momento incluyendo su brillante número donde baila en pareja con su mantita. Alicia Paola (Nana Katy de Mary Poppins) tiene en sus manos a Sally Brown, la sarcástica y algo cruel hermana menor de Charlie Brown. Un personaje que tiene escenas verdaderamente delirantes como la cacería de los conejos o cuando Sally reclama una mala calificación en su clase de arte. Brillantes. 

Finalmente y no menos importante, Sebastian Treviño que interpreta a Snoopy, el personaje quizá más difícil del texto (en razón de que interpreta al único personaje no humano de la obra) pero que sin embargo lo lleva de forma delirante. Snoopy en muchas escenas sólo es un apoyo escénico para los otros personajes pero las escenas que tiene a su cargo son de las mejores del musical. Desde Snoopy reflexionando sobre como cada día es un  perro, hasta el magnífico número final donde Snoopy hace un show al llegar la hora de cenar, sin olvidar ese genial número donde Snoopy realiza uno de sus pasatiempos favoritos, subirse a su casa y simular que tripula un avión en plena guerra mundial. 

Todos los números musicales se encuentran bellamente coreografiados por Jacobo Toledo (coreógrafo residente en muchas obras de Ocesa incluyendo Wicked y Mary Poppins) y se encuentran magistralmente interpretado en vivo por Eduardo Soto, quien además es director musical de la obra y es acompañado de Irving Lima en la batería y Víctor Rincón en el bajo. 

Eres Bueno, Charlie Brown es de esos virtuosos musicales que sin la necesidad de grandes despliegues técnicos o escenográficos nos alegran, emocionan y conmueven conjuntando un excelente libreto, muy bien adaptado y que puesto en escena cuenta con una extraordinaria dirección y un elenco de primer nivel, lleno de jóvenes no sólo promesas, sino realidades del teatro musical. Eres Bueno, Charlie Brown, preserva el legado de la tira cómica de Charles M. Schulz, al brindar alegría con inteligencia, recordando a la audiencia que la infancia no suele ser tan distinta del resto de la vida. 

Alegría es aquello que haces con amor, y el corazón

Y en la próxima madeja: Review de Star Wars: El Despertar de la Fuerza

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