martes, 29 de diciembre de 2015

El Rey León, el musical

La Madeja del Gato (en el ciclo vital)
Madeja #318
Por Christopher Vergara

¿Cómo reseñar un musical con dieciocho años de absoluto éxito basado en una cinta universalmente aclamada desde hace veinte años cuya versión en México triunfa desde hace siete meses en la cartelera del Teatro Telcel?, ¿cómo reseñar algo de lo que se ha dicho todo lo posible? Sólo se me ocurre una reseña vivencial, que narre mis impresiones tras disfrutar el genial musical que se presenta actualmente en el lujoso aunque algo lejano para los del sur Teatro Telcel. 

La tarea que tenía Julie Taymor, directora elegida en 1997 para llevar El Rey León (por aquel tiempo la cinta animada más exitosa, taquillera y amada de todos los tiempos) era bastante compleja. Trasladar una cinta que contaba con un guión extraordinario y poderoso que hablaba sobre madurez, amor, traición, redención, responsabilidad, y hasta equilibrio ambiental pero que era narrada bellamente por animales de la sábana. 

Taymor (quien además ha dirigido todas las versiones del musical hasta la fecha, incluyendo esta que se presenta en México) tomó un camino que fue explorado por la cinta a través de la banda sonora compuesta por Lebo M. y Hans Zimmer: acudir a las raíces culturales africanas que son las tierras donde la historia toma lugar así como retomar una de las técnicas más antiguas y en ocasiones olvidadas del teatro: los títeres y marionetas. 

El resultado es realmente espectacular. Lo primero que salta a la vista cuando uno mira El Rey León es lo fastuoso de su producción, no tanto por los derroches técnicos (que existen aunque quizá son menos visibles como espectador) sino por la forma en que Taymor (directora, diseñadora de vestuario, máscaras y esculturas animadas) junto con su equipo de producción (Richard Hudson en la escenografía, Donald Holder en la iluminación, Michael Ward en el diseño de pelucas y maquillaje y Garth Fagan en la coreografía) trasladaron al escenario los elementos que componen la esencia de la cinta. 

La forma en que Hudson diseñó la escenografía es realmente un gozo visual pues abstrajó a sus formas mínimas los elementos escenográficos. La Piedra del Rey, el Arbol de la Vida, el cañón de la estampida o la selva de Timón y Pumba son realmente preciosas. El momento epifánico de Simba cuando vuelve a conversar con su padre es visualmente hermoso y conmovedor, por la forma en que la cara de Mufasa se forma en el cielo estrellado.

El vestuario y las mascaras son realmente alucinantes. La forma en que humanizó a los leones, permitiendo que la actuación facial de los actores fuera igual de relevante que las mascaras es brillante. En especial las mascaras de Scar y Mufasa están muy bien logradas. Mucha mayor proeza representan el diseño de las hienas (que además es perversas representan un gran esfuerzo físico), de Zazu y Timón (con una marioneta que requiere de gran maestría y práctica y que está tan bien llevada a cabo que por momentos ignoras al actor en favor de la marioneta), del mismo Pumba que se vuelve una suerte de traje o botarga que fusiona al actor con el personaje. 

El libreto de Roger Allers e Irene Mecchi (basado en el guión de la cinta de la misma Mecchi, Jonathan Roberts y Linda Woolverton) es bastante fiel a la película y realmente no aporta mayores elementos a la historia, salvo algunas breves historias sobre el pasado de Mufasa o la ambición sexual de Scar hacia Nala. No era esperable otra cosa pues la intención de llevar esta cinta al teatro pasa necesariamente por respetar la obra original.

La adaptación del libreto, a cargo de Erick Merino y Susana Moscatel es bastante bien lograda. El guión retoma muchos elementos y hasta frases de la cinta mientras que en otros momentos tropicaliza las acciones y momentos. Algunos están bien logrados (como cuando Zazú canta Paloma Negra o Libre Soy), mientras que otros (como el 'anacamiento' o 'ñerización' de las hienas y de Timón y Pumba) me parecen algo fuera de lugar o innecesarios, aunque como se puede comprobar, la reacción del público a tales adaptaciones es bien recibida y aplaudida. 

Las canciones, es donde quizá más le pondría peros a la obra. Adaptadas por Armando Manzanero y Aleks Syntek, junto con intervención adicional de Merino y Moscatel además de letras suplementarias de Carlos Rivera, obviamente no son las canciones que llevamos cantando desde hace veinte años. Desconozco porque Disney decidió no usar las adaptaciones de la cinta realizadas por Omar Canals, Renato López, Elena Oria y Walterio Pesqueira aunque seguramente se volverá a arguir que es una cuestión de derechos (en Mary Poppins no se utilizaron porque los derechos supuestamente pertenecían a Edmundo Santos y herederos, pero en este caso fue en la época donde Disney ya conservaba los derechos como con La Bella y la Bestia, cuya puesta en escena utilizó las mismas letras). 

La adaptación no es mala, pero es realmente difícil competir con canciones que llevas veinte años conociendo y cantando y que realmente estuvieron bien hechas. De los cinco temas originales de la cinta, Manzanero y Syntek sólo se aparten en Can You Feel The Love Tonight, adaptado en ¿Puedes sentir el amor?. Tanto Be Prepared (¡Listos Ya!) como I Just Can't Wait To Be King (Yo quisiera ya ser el rey) y Hakuna Matata siguen mucho el esquema y formas de la adaptación de la cinta, mientras que The Circle Of Life (El Ciclo Vital) sigue la forma en que fue adaptada para el musical de España. Como dije en general son buenas versiones aunque se extrañan las originales. El trabajo con las canciones originales del musical es también muy bueno, en especial las adaptaciones de Chow Down (Tragar) y He Lives In You (El Vive en Ti). 

El elenco es su mayoría es perfecto. Carlos Rivera realmente nació para ser Simba. La energía, entrega, chispa que le pone al personaje es vibrante y aunque tardas en formar conexión emocional con su personaje (porque como adulto aparece hasta el segundo acto) cuando canta Noche sin fin te conquista. Flavio Medina es delirante como el malévolo Scar.  Medina no posee la perversa voz que Carlos Petrel le imprimió al personaje en la cinta pero su desarrolló en escena plasma la ambición, maldad, vanidad, arrojo y en ultima instancia locura y cobardía del personaje además claro de que sus talentos vocales son muy afortunados. 

Fela Domínguez (de quien declaro no tenía la más remota noción hasta el pasado sábado) realmente conquista con la potente y prodigiosa voz que tiene además de la presencia tan elegante y fuerte que imprime a Nala. Tierra Gris, el número musical donde Nala abandona las Tierras del Reino con la bendición de sus demás compañeras leonas es magnífico. Su química además con Carlos es preciosa, plasmada bellamente en ¿Puedes sentir el amor?. 

Las versiones infantiles de Simba y Nala (Andre Real y Paulina Sandoval) en mi función estuvieron MUY geniales. Ambos (en especial Andre, quien tiene muchísimo más tiempo en escena) reflejan la inocencia, diversión, aventura y emoción de ambos personajes. 

Es notable el trabajo que realizan Ricardo Zárraga como Zazú y Alfonso Borbolla como Timón, ambos personajes requieren demasiada técnica y trabajo ya que sus respectivas marionetas demandan igual atención y trabajo que su expresión física y vocal (tienen que tener un ojo al gato y otro al títere pues). Además ambos se entregan con pasión y plasman tanto la sapiencia y pose de Zazú como la desfachatez e ignorancia de Timón. 

Sergio Carranza también tiene una tarea difícil con Pumba, al actuar con una botarga encima que practicamente le resta toda movilidad y además pierde su cara en la gran cara del personaje. Carranza realiza un trabajo vocal tremendo y aunque su personaje es el más añerado, conserva la calidez y corazón que caracterizan al querido jabalí. 

Las hienas también merecen un elogio, su vestuario es igualmente complicado pues requiere estar agachado todo el tiempo (las patas delanteras de las hienas son una suerte de bastones). En ese sentido, Tai Martins como Shenzi y César Enríquez como Banzai hacen una pareja deliciosa, donde sus intercambios cómicos (incluyendo el clásico Mufasa, uhuh, Mufasa, uhuh) es fenomenal. El buen Ignacio Riva Palacio tiene el reto más complejo pues interpreta a Ed, la hiena tonta que no habla y sólo emite sonidos guturales de risa. Lo hace maravillosamente dando a la hiena tonta toda la locura destornillada que el personaje requiere. Debe ser un gusto verlo como Timón o Zazú, personajes de los cuales es cover. 

Jorge Lau es quien no me convence del todo como Mufasa. No porque sea un mal actor (el estuvo fantástico como Fiyero en Wicked) sino porque el personaje requiere más. Hablamos de que James Earl Jones y Carlos Magaña imprimieron sendas voces a el personaje e incluso en otras versiones se busca una voz grave y profunda. Lau me provoca sentimientos ambivalentes ya que si bien me queda a deber en escenas donde se requiere mostrar su fiereza y fuerza como su batalla con Scar o cuando habla con Simba desde el más allá, también es cierto que es profundamente conmovedor y tierno en sus escenas con Simba, en especial cuando le explica el concepto del ciclo de la vida y de como los grandes reyes del pasado nos cuidan y vigilan desde el cielo. 

Obviamente uno no puede dejar de elogiar el magnífico y brillante ensamble masculino y femenino con que cuenta la obra. Las proezas coreográficas y hasta escénicas que logran los actores es delirante. Sea representando una cebra, un puma, un pastizal, un árbol, una hiena, o una leona realmente se entregan y hacen funcionar la obra en todo momento.  

Llamar a una obra 'El Icono de Broadway' puede parecer excesivo, pero cuando uno vive la experiencia de dos horas y media que significa El Rey León uno no puede más que validar ese dicho. Es una experiencia visual, auditiva y emocional de primer nivel que cuenta con una puesta en escena imaginativa y espectacular, muy correctamente llevada al español con un elenco de primer orden que nos recuerda porque estamos ante una de las historias más emocionantes, conmovedoras e inteligentes que la casa Disney ha tenido a lo largo de su historia. 

Larga vida a El Rey León

Y en la próxima madeja: Reseña de La Familia de Diez en teatro.

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