domingo, 17 de agosto de 2014

El salario mínimo

La Madeja del Gato (económico-social)
Madeja #275
Por Christopher Vergara

Recientemente las elites políticas y económicas han entrado en otro acostumbrado ciclo de histerismo y demostración de sus fobias ideológicas ante la propuesta del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera y su Secretario de Desarrollo Económico, Salomón Chertorivski de elevar el monto del salario mínimo de forma anual y proporcional hasta que sea un verdadero salario mínimo que garantice todo aquello que hoy sólo son ilusiones y prospectivas constitucionales en el artículo 123 de la Carta Magna. 

La propuesta, en sus términos más básicos es elevar el nivel del salario mínimo de los 67.29 pesos que es en la zona A y 63.77 en la zona B a cuando menos 80 pesos para el primero de enero de 2015 de forma nacional, es decir eliminando aquella inequitativa medida de las zonas salariales (gente, esto no es 1935 para que sigamos con esas medidas). 

De inmediato, con la acostumbrada celeridad que caracteriza a las mediocres élites económicas de este país cuando ven amenazados sus bolsillos, salieron decenas de grupos empresariales a rechazar y crítica el plan tachandolo de populista, también salieron obviamente aquellos tecnocráticos e ideologizados funcionarios rechazando la medida y celebrando la estabilidad macroeconómica que hemos tenido los últimos veinte años, finalmente y en un acto de completo mal gusto salieron las 'fuerzas vivas' de los sindicatos (lo que quiera que eso signifique) a rechazar la medida. 

En general todos ellos argumentan que un aumento salarial 'por decreto' que no esté sustentado en un aumento de la producción tendrá un efecto indeseable en la economía que desatará la inflación y provocará que la economía mexicana (de la cual cabe recordar no ha tenido productividad ni ha crecido en más de treinta años) se desplome y enloquezca. En sus más locas fantasías estas almas están regresando a los tiempos de Echeverría y López Portillo. 

Obviamente estas personas exageran, demuestran su mezquinidad o en el mejor de los casos demuestran su cerrazón ideológica. Es irónico como estos personajes, que son los primeros en salir a decir que el salario mínimo es una fantasía que pocas personas perciben, prevean un apocalipsis económico si este incremento sucede. La verdad sea dicha, por las condiciones actuales, una subida del salario mínimo no será ni la panacea, ni el desastre que unos y otros preven. 

La propuesta contempla desligar el salario mínimo como unidad de medida de la infinidad de cosas (multas, recursos a partidos políticos, etc), ello de muchas maneras eliminará o cuando menos reducirá el efecto negativo inflacionario que se presentaría sin esta medida. Eliminar el salario mínimo como unidad de medida de muchas formas dará mayor flexibilidad al salario y aunque probablemente complicará más la redacción de algunos cálculos (habrá que definir una nueva unidad que sustituya al salario) en el largo plazo será positivo. 

El otro gran temor de los empresarios, sólo demuestra su mezquinidad y habitual codicia excesiva. Argumentan estas ilustres personas que aumentar 'por decreto' los salarios obligará a las empresas a despedir personal, aumentar los costos de producción y en consecuencia los precios al consumidor final, entre otros. Eso va a ser el desastre pues, ¿enserio?, ¿pues no que prácticamente nadie ganaba el salario mínimo?. 

Siendo francamente honestos, un alza al salario mínimo será sólo benéfica para aquellas personas que ganan el salario mínimo. El resto de los trabajadores que ganan más allá de eso seguirán ganando lo mismo, sea porque sus contratos tienen un monto fijo o sea porque en caso de tener el salario mínimo como unidad de medida, éste será modificado. Francamente no veo a ningún patrón que pague 12 mil pesos de salario aumentando a 19 mil pesos lo que le paga al trabajador sólo porque aumentó el salario mínimo 'por decreto'. Por eso la medida tampoco será una panacea, porque realmente serán pocos los que se beneficien de manera profunda por una medida así.

Este tema revela claramente la mezquinidad con la que se ha movido el sector empresarial de este país durante muchos años, un sector con tan falta de responsabilidad social (verdadera responsabilidad social y no actos de caridad) cuyo único compromiso es con sus bolsillos y con sus ganancias y no con una verdadera reactivación de la economía. Poner en marcha cualquier economía necesariamente requiere sacrificios de todos los sectores, que sólo un sector se 'sacrifique' no hará que la producción verdaderamente se eleve. Confiar en que la producción se elevará abriendo más la economía y precarizando la economía de la población no ha funcionado y no funcionará. 

Por otro lado la discusión, al igual que sucedió con la reforma energética lamentablemente caerá en una polarización ideológica. Ambos grupos políticos tienen tan bien aprendidas y tan poco criticadas sus respectivas posturas que únicamente irán a repetir su misma tarabilla de filias y fobias sin verdaderamente debatir, intentar construir una propuesta y tomar una resolución sensata. Con la ideología hemos topado pues. 

Incrementar el salario mínimo es necesario. Por simple y pulcra justicia hacía aquellas personas que reciben eso y nada más. Y caramba, por un momento dejemos de lados nuestras filias y fobias. 

Y en la próxima madeja: The Middle y Modern Family, review a sus temporas cinco.

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