viernes, 15 de abril de 2011

La batalla de los Imperios

La Madeja del Gato (en las telecomunicaciones)
Madeja #109
Por Christopher Vergara

En las recientes semanas se ha desatado una de las más impresionantes y emocionantes batallas de los ultimos tiempos, nos referimos a la batalla que se ha iniciado entre los poderosos consorcios de telecomunicaciones, por la batalla en su dominancia del mercado.

La guerra, es una más de las consecuencias de la inacción y pasividad del gobierno del señor Felipe Calderón, quien durante todo su sexenio ha seguido una errática política en la materia, tendiente a sólo dejar pasar el tiempo ante una bomba que esta a punto de explotarle en las manos. Teniendo el tiempo, e incluso los proyectos (entre ellos uno muy destacable de la ex subsecretaria de Comunicaciones, Purificación Carpinteyro), Calderón decidió aplazar los cambios inaplazables y seguir una política de ensimismamiento, y de dejar que los perros peleen entre si.

Y los perros pelearon, ante las jugosas oportunidades que representan la banda ancha, la telefonía, la televisión restringida, e incluso la televisión abierta, se desató la guerra de titantes, por un lado el consorcio de Carlos Slim, Telmex y Telcel, apoyado por actores menores como MVS de la familia Vargas, y por otro el consorcio Televisa, de Emilio Azcarraga, apoyado por firmas como Grupo Salinas, de Ricardo Salinas Pliego, y entidades sumisas como la Canitec, Teléfonica, entre otras.

Si vivieramos en un país con un gobierno fuerte (o al menos decente) y una clase empresarial inteligente, moderna y creativa, las demandas de ambos consorcios serían mero trámite, y todos podrían ser felices. Telmex sólo quiere ingresar al mercado de la televisión (restringrida e incluso abierta) y Televisa y remoras sólo buscan mejores oportunidades de competir en el mercado de la telefonia celular y doméstica.

¿Tarea de Hércules? No, si el gobierno actual o anterior hubiera tenido intención, con una adecuada modernización a la legislación en telécomunicaciones, que hubiera abierto la competencia de los actores interesados en otros campos, y si se hubiera constituido una autoridad fuerte en la materia (y no los chistes que hay en Cofetel y Cofeco), si se hubieran dado esas condiciones básica, el mercado de las telecomunicaciones se hubiera transformado en benéficio del consumidor y en consecuencia del país.

Pero no, aparte de un gobierno flojo y mezquino, tenemos unos competidores, que como el bruto de los grandes capitales mexicanos, son unos empresarios que manejan una doble moral, pues por un lado exigen y piden mejor trado del gobierno, marcos legales justos, apertura económica en sectores públicos, trato fiscal preferencial entre otras finezas y por otro lado son empresarios cavernicolas, que desprecian la competencia, gustan de constituis pequeños feudos, y de utilizar como títeres a la autoridad en su sólo benéficio.

Tenemos una clase empresarial que es todo menos verdaderamente capitalista. Y es así como llegamos al rídiculo donde Televisa y Televisión Azteca usan sus pantallas para golpear a Telmex y Telcel, denunciado su mala calidad del servicio y su trado despota contra los clientes, cuando quienes menos tienen autoridad moral para ello son esos consorcio, pues Iusacell, Cablevisión y demás también ofrecen malos servicios, tienen pésimos tratos al cliente, y cobran servicios caros. De lengua se comen un taco.

No se puede negar que Teléfonos de México ha cambiado y se ha transformado para bien desde su privatización en 1991, y sin duda Telcel ha logrado capitalizar un servicio decente y un marketing poderosos, el problema no radica en que Telmex y Telcel tengan una dominancia del mercado (que es valida), o que den un servicio deficiente (cosa sobre la que deberían siempre trabajar), el problema radica en que exige entrar al mercado de la televisión sin tener la honorabilidad de equilibrar las condiciones para que Iusacell, Movistar, Unefón, Nextel y las que se puedan sumar compitan en ese mercado, las tarifas de interconexión siguen siendo altas, entre otras lindezas. Telmex no es el villano principal, pero se ha desentendido de su papel.

Las demandas de Televisa y remoras no dejan de ser legítimas, pero al igual que Telmex se han desentendido de su papel, han ejercido una dominancia no sólo espantosa en la televisión abierta (con pobreza tecnólogica y de contenidos), sino que han ido creando una dominacia grosera en la televisión restringida (además de Cablevisión, Sky, y Cablemás que le pertenecen, las Canitec es un organo títere a su favor). Televisa debería dejar entrar a Telmex a ese mercado, no sólo a través de una alianza escondidad (como la que tiene con Dish, operado por MVS), sino con toda claridad.

Pero no, a periodicazos y spots queremos arreglar todo, y por eso nos ahogamos en un vaso de unicel, al tener problemas tan pequeños, engrandecidos por el ego, ni siquiera por el dinero.

Ni siquiera por el dinero, ya que la apertura de la competencia tiene como efectos positivos para el consumidor la disminución de los costos del producto, lo que genera que el mercado base aumente, lo que aumenta las ganancias de las empresas. Pero hasta para eso son empresas miopes.

El Último Hilo: Esta bonita columna y su autor agradecen a su amable público que nos ha hecho el favor de acompañarnos durante casi 2 años (el blog celebra su aniversario el proximo 19 de abril), gracias por todo su apoyo, visitas, comentario y sobretodo lecturas. Porque juntos, tu y yo, siempre desenredamos el dato, con la astucia de un gato.

Y en la próxima madeja: Winnie the Pooh...

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