sábado, 26 de marzo de 2016

La primaria demócrata

La Madeja del Gato (está con ella)
Madeja #324
Por Christopher Vergara

A diferencia del circo de tres pistas que es la patética primaria republicana (donde ha habido muertos, heridos, e incluso chistes sexuales), la primaria del Partido Demócrata ha generado mucho menos interés ruido, tanto por tener menos participantes, como porque la calidad de los mismos es mucho más seria y por tanto menos vendedora de titulares. 

A diferencia de hace ocho años donde hubo más candidatos, la primaria demócrata inició con tres candidatos que pronto terminaron siendo dos (el ex-gobernador de Maryland, Martin O'Malley jamás logró emocionar ni a su familia): la ex-Secretaría de Estado, ex-Senadora por Nueva York y ex-Primera Dama, Hillary Rodham Clinton, y el Senador y ex-alcalde y ex-representante de Vermont, Bernie Sanders, que hasta apenas hace dos años fue independiente, aunque siempre fue relativamente cercano a los demócratas. 

La carrera inició bastante interesante y algo emocionante debido a que igual que hace ocho años (o quizá más), Hillary Clinton parecía la nominada inevitable que tendría en las primarias un día de campo. Pero la vida nunca es tan simple como parece (y las elecciones casi siempre tienden a cerrarse, a pesar de lo que les digan) y Bernie Sanders demostró ser un adversario más que formidable. 

Bernie no sólo casi empató en los caucus de Iowa, sino que arrasó de forma abrumadora a Clinton en la siguiente primaria en Nueva Hampshire. Esas primas dos contiendas mostraron un candidato con bastante fortaleza (aunque al tiempo, han demostrado las debilidades de su misma candidatura), que ponía en riesgo la aparentemente inevitable candidatura de Clinton. Luego vino Nevada que Hillary ganó relativamente bien, y Carolina del Sur donde Clinton mostró que el electorado que hace ocho años fue decisivo en darle la candidatura a Barack Obama (el electorado afroamericano) ahora apoyaba a Clinton. 

Las cosas entonces empezaron a tomar más forma (y en cierta forma a restarle emoción a la contienda). El Super Martes fue mayoritariamente favorable a Clinton. Luego Bernie tuvo un (relativamente) inesperado triunfo en Michigan pero luego Clinton tuvo un Super Martes donde arrasó y consolidó un sólido liderazgo de trescientos delegados sobre Sanders, lo cual complica matemáticamente el calendario para Sanders. 

Ahora estamos en una etapa donde el calendario es más favorable a Sanders, aunque se trata de estados que difícilmente lograrán cambiar los resultados, antes de que el calendario vuelva a tornarse favorable para Hillary que muy probablemente (salvo que algún evento imprevisto suceda) cambie las cosas. 

La contienda ha sido bastante interesante pues más allá de diferencias ideológicas profundas ha demostrado diferencias programáticas en el cómo implementar políticas públicas. Lo que los demócratas están debatiendo no es tanto las decisiones políticas fundamentales que deberán tomar. A pesar de que Sanders sea un auto-proclamado socialista democrático declarado y Clinton una centroizquierdista progresista no hay en realidad diferencia relevantes en los objetivos que plantean, sino en como implementar esos cambios. 

Bernie Sanders, ha logrado conectar de forma abrumadora con el electorado joven (lo cual es fantástico, considerando que si algo sufren las democracias consolidadas o en transición actuales es una falta de interés por parte de los jóvenes) a través de una retórica populista que habla acerca de una 'revolución política' que impulsen los cambios y transformen un sistema político corrupto donde los intereses de Wall Street se imponen a los intereses de la población en las elites políticas. Este discurso de Sanders, ha conectado con los jóvenes y los demócratas ideológicamente liberales mientras que ha resultado atractivo en los sectores rurales por su promesa de una mejor distribución de la riqueza y una política económica más proteccionista. 

Hillary Clinton por su parte ha logrado conectar de forma mucho más visible con las minorías, especialmente los electores afroamericanos pero también los inmigrantes, así como con los demócratas ideológicamente más moderados o centristas, así como con los demócratas de de cuarenta y cinco años en adelante (así como con las mujeres, en la mayoría de los casos). El discurso de Clinton es por un lado una promesa de continuidad sobre lo realizado por Barack Obama y Bill Clinton en la presidencia, así como por continuar derribando aquellas barreras económicas, políticas o sociales que le impiden a cada persona alcanzar su potencial actualmente. Es un discurso más enfocado en 'quiero hacer los cambios, se cómo hacer los cambios'.

A simple lectura el discurso de Clinton puede parece más ambiguo que el de Sanders. En realidad lo que sucede es que es menos ideológico. El sustento teórico del cual se derivan todos los problemas que tiene actualmente Estados Unidos en la visión de Sanders pasa necesariamente por la oligarquía que tiene sometido a Washington y que debe ser derribada a través de una revolución política. El discurso de Clinton no contiene tales afirmaciones contundentes debido a que la misma naturaleza política de Clinton es mucho más moderada y pragmática. 

Señalaba lineas arriba que la principal diferencia que planteaban Sanders y Clinton más allá de diferencias ideológicas era diferencias programáticas. Por ejemplo, Hillary y Bernie propugnan por ampliar la cobertura de servicios de salud así como el acceso a la educación universitaria. La diferencia radica en que Clinton busca hacerlo a través de ampliar lo que se ha logrado con Obamacare y a través de un sistema de refinanciamiento y mejores tasas de interés para créditos estudiantiles mientras que Bernie plantea hacerlo a través un sistema de salud universal y convertir la educación pública superior en educación gratuita.

El principal problema que percibo en el discurso de Sanders (y que hace que siga siendo simpatizante de Clinton) es que el discurso de Bernie promete más de lo que realmente puede lograr. Es un discurso realmente positivo que tiene objetivos muy loables pero en el corto terreno dificilmente alcanzables. 

La tesis central de Sanders para lograr todos los cambios que plantea (muchos de los cuales necesitan aprobación del Congreso) radica en la revolución política que establece en cada uno de sus discursos. A través de esa revolución política que implica una mayor participación ciudadana en los procesos políticos, Sanders plantea que la gente llevará al Congreso federal y a las gubernaturas y congresos estatales a gente ideológicamente afín a ellos y que logrará aprobar esos cambios. 

El gran problema es que una revolución política en los términos planteados por Sanders (más aún pacífica y por la vía electoral) es un proceso político que toma mucho más tiempo que un proceso electoral presidencial. Un proyecto político de tal calado requiere, además de condiciones políticas favorables, tiempo, mucho tiempo. 

Una hipotética presidencia de Sanders estaría más elocuentemente destinada al fracaso pues se enfrentaría a un Congreso muy probablemente aun dominado por republicanos (al menos en la Cámara Baja) que dificilmente podría aprobar sus políticas y que muy probablemente decepcionaría al electorado, ante una serie de promesas fallidas o de cortos resultados. 

Más aún, antes de llegar al hipotético caso de que Sanders sea Presidente, una candidatura presidencial de Sanders me parece bastante más débil aún enfrentando a alguien con tantos negativos como Donald Trump. Hay una razón muy clara por la que Sanders tiene mejor ventaja en las encuestas que Clinton contra Trump, Cruz o Kasich. Los repúblicanos no le han dedicado más que unos minutos a Sanders. 

El problema de las primarias es que las fotografías sólo se ven en el plano de ambos partidos. Pero no se han visto en el plano general. Si Sanders fuera nominado, los repúblicanos lanzarían una campaña de miedo en contra de Sanders que tendría altas probabilidades de funcionar. En especial si continúan surgiendo más videos de un más joven e ideológicamente férreo Sanders lanzando piropos a las políticas de Fidel Castro o Daniel Ortega. Casi puedo ver a Donald Trump lanzando espots de 'Bernie Sanders es un peligro para America'. No porque realmente lo sea (al contrario, Trump es el gran peligro) sino porque aunque sus ideas son muy atractivas y poderosas entre los jóvenes y liberales, manejadas con astucia y perversión se tornarán en radioactivas para el electorado general. 

Bernie Sanders no ha estado sometido al incesante escrutinio al que ha sido sometida Clinton desde hace veinticinco años cuando menos. Aunque ambos tienen una carrera política de similar duración, los reflectores siempre han sido más constantes y más duros contra Clinton. Más allá de que como político, Hillary tiene deficiencias y ha tenido muchos errores, estos a través de los medios han sido magnificados, algo que Sanders aún no tanto. 

El viejo adagio de Salvador Allende de que 'ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica' toma mucho sentido cuando se mira el éxito de Bernie entre el electorado joven. Dicho adagio, considerando que soy joven, y apoyo a Hillary Clinton, incluso me hace dudar de que tan liberal y progresista soy. Aunque ideológicamente me considero izquierdista y socialdemócrata también es cierto que soy mucho más moderado, pragmático y realista respecto a como hacer política, como implementar políticas públicas y como ser gobierno. 

No digo que la revolución política sea imposible, de hecho me parece necesaria. Pero es un proceso político profundo que requiere mucho tiempo y trabajo y no debe estar atada a un calendario electoral.

La figura de Hillary Clinton siempre ha despertado interés y agrado en mi. Desde los vagos recuerdos que tengo de la Casa Blanca, pasando por su senaduría en Nueva York. Hace ocho años, antes que de Barack Obama fui partidario de Hillary. Mi preferencia por ella quizá tenga mucho de emocional pues es una mujer que realmente admiro y me inspira pero también tiene bastante de racional. 

Hillary Clinton ha tenido a lo largo de cuarenta años de vida pública un desarrollo político casi siempre en los intereses más favorables y en las causas correctas. No sólo ha sido una gran defensora de los derechos de las mujeres y los niños desde que fue abogada litigante y Primera Dama en Arkansas. También ha sido impulsora de una reforma al sistema de salud que permita ampliar la cobertura hacía el mayor número posible de personas cuando fue Primera Dama. Su trabajo como senadora y Secretaría de Estado, aún con sus fallas es realmente memorable pues logró reconstruir muchos puentes dinamitados por George W. Bush. Incluso tiene una virtud realmente escasa en los políticos que ha sido evolucionar su pensamiento político (algo que los seguidores más radicales de Sanders llaman flip-flop o bandazos ideológicos). 

La forma en que Hillary ha evolucionado su pensamiento respecto a varios temas, primordialmente para mi, los derechos de las personas LGBT es realmente asombrosa y loable. Hablamos de una persona de sesenta y ocho años que a través de sus experiencias se ha convertido en una fuerte y férrea aliada de la comunidad LGBT y los derechos gays. Aunque sea un remake de otra de sus frases, el discurso donde Hillary Clinton dijo 'gay rights are human rights and human rights are gay rights' (los derechos de las personas gays son derechos humanos y los derechos humanos son derechos de los gays) me terminó por convencer de que Clinton es una política de primera pieza. 

Es muy fácil criticar a Hillary Clinton. Criticarla por decisiones personales que fueron políticas como mantener su matrimonio con Bill después del escandalo Lewisnky, por errores personales como utilizar su correo electrónico privado en lugar del oficial. O por quizá no ser tan honesta o confiable. Incluso porque no es tan carismática o sonriente como se esperaría. Esas críticas son válidas de formularse. Pero personalmente, nunca he esperado perfección de nadie, mucho menos de los políticos, porque hacer política es todo menos flores y bombones. La política antes que nada requiere decisión y empuje, y requiere muchas decepciones y sapos antes de lograr tus objetivos. Requiere inexorablemente ensuciarte para lograr lo que buscas (y quizá es otra razón por la que Sanders no me emociona del todo, una persona no puede hacer política durante treinta años y no considerarse parte de la elite o del establishment). 

No es que los políticos sean seres mitológicos alejados de nosotros, pero son personas que están sometidas a presiones muy superiores a una sóla persona, son personas que tienen que ceder, que tienen que negociar, que tienen que aceptar y que incluso muchas veces tienen que mancharse para lograr sus objetivos. La diferencia esencial entre un buen político y un mal político radica en que pese a esas manchas, esos errores nunca pierdas de vista cuales son tus objetivos y porque luchas. 

Hillary, es antes que todo, una mujer que como cualquier persona ha tenido errores y aciertos en su vida personal y pública. Los cuales están ampliamente documentados y analizados. Pero es una mujer que aún dentro del lodo no ha dejado de luchar por las causas correctas. Es además una mujer que ha impulsado y ha logrado cambios. Tengo la certeza de que en la Presidencia de los Estados Unidos incrementará esa lista. 

Hillary tiene una batería de políticas públicas que lograrán mantener el buen rumbo para Estados Unidos. Desde temas trascendentales como mejorar el acceso a la educación universitaria o la cubertura de salud hasta lograr una reforma migratoria con camino a la ciudadanía. Continuar un progresivo y decisivo combate al cambio climático. Aunque no le convenga a México, mantendrá e impulsará el crecimiento económico de Estados Unidos con una mezcla de libre mercado e impulso a los sectores productivos. Mantendrá una vigorosa política diplomática que responda a los retos reales del mundo actual. Ampliará los derechos de las personas gays y trabajará por eliminar aquellas inequidades, discriminación e injusticia que vivan las mujeres, los afroamericanos, las personas con discapacidad. Quizá no sea tan llamativo como una revolución política, pero derribar las barreras que le impiden a cada persona alcanzar su propio potencial es algo que todo gobierno debe siempre impulsar. Es la mayor base de equidad que debes buscar en una sociedad humana que de forma consciente e inconsciente establece diferencias. 

Por eso, y por muchas razones más. Estoy con ella. 

Y en la próxima madeja: Review de Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia.

1 comentario:

  1. Muy bien argumentado tu apoyo a Clinton.Sigo las primarias americanas con gran interés y es apasionante como se vive la política en EE.UU.Un saludo desde España.

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