domingo, 8 de febrero de 2015

En el Bosque

La Madeja del Gato (cinematográfica-musical)
Madeja #292
Por Christopher Vergara

Una tendencia que se ha puesto en boga recientemente ha sido la de retomar cuentos de hadas que tienen tropecientos siglos de historia y adaptarlos en un contexto o sentido actual que no pierdan vigencia y continuen cumpliendo su objetivo primordial: ser alegorías sobre la naturaleza humana; sus deseos, sus sueños, sus aspiraciones, sus temores, sus errores, sus ambiciones, etc. 

La tendencia no es nueva o cuando menos tiene antecedentes más remotos. Uno de ellos es el musical Into the Woods, escrito por James Lapine y con canciones de la leyenda viva del teatro musical Stephen Sondheim, que Disney (que anda muy montada en la ola de retomar los cuentos de hadas al ser la fuente primordial de ellos en los últimos ochenta años) decide llevar al cine bajo la dirección de Rob Marshall (Chicago, Nine), con Lapine repitiendo en el guión. 

Into the Woods nos presenta a cinco personajes clave que buscan cumplir sus deseos: Un panadero (James Corben) y su esposa (Emily Blunt) que quieren tener un hijo, Jack (Daniel Huttlestone) que desea no vender a su querida vaca que no da leche pese a las exigencias de su madre (una tremenda Tracey Ullman), Cenicienta (Anna Kendrick) quiere ir al baile real del Principe (un guapísimo Chris Pine) y a una Bruja (la siempre gloriosa Meryl Streep) que desea recuperar su juventud. 

La Bruja les promete al Panadero y su esposa revertir la maldición de infertilidad que les lanzó si le consiguen cuatro ingredientes que ella necesita: una vaca tan pura como la leche, una capa tan roja como la sangre, unos cabellos dorados como el maíz y unas zapatillas tan puras como el oro. Así, el Panadero y su esposa se internan 'dentro del bosque' para revertir la maldición y encontrar a los personajes antes mencionados y otros más como un Lobo Feroz (Johnny Depp en un pequeño pero brillante papel), Rapunzel (MacKenzie Mausy) y su Príncipe (Billy Magnussen) entre ellos. 

Into the Woods es un musical legendario dentro de la historia musical no sólo por las fabulosas canciones del maestro Sondheim, sino por los temas tan relevantes de la naturaleza humana que trata el guión. La adaptación realizada de Disney aunque, tal y como señalan algunas críticas, suaviza la violencia y la sexualidad de algunos pasajes cumple de forma eficiente en trasladar esos elementos a la pantalla (aunque quizá prescinda de algunas canciones necesarias para comprender mejor el poder de la trama). 

Into the Woods habla sobre los deseos (entendidos como pretensiones no satisfechas) que son una constante de la naturaleza humana pero además de sus consecuencias, de los precios o costos que eventualmente estos generan y como muchas veces los seres humanos buscan o desean cosas sin medir realmente las consecuencias que tendrán y las responsabilidades que deberán asumir. 

Eventualmente (y esto no es un spoiler) todos los personajes obtienen lo que desean... y eventualmente se dan cuenta que lo que deseaban no era tan genial como pensaban o traía consigo responsabilidades para las que ciertamente no se encontraban preparados o les daban miedos. El musical muestra como tarde que temprano (habitualmente más temprano) nuestros deseos y nuestras acciones nos pasan facturas y nos enfrentan a situaciones que no prevímos y nos ponen en peligro (como un gigante que destruye el pueblo) o nos enfrentan a nuestros temores más antiguos (como no repetir los errores de nuestros padres, al final siempre es mejor cometer los nuestros propios).

El musical también tiene un subtexto muy poderoso sobre las relaciones filiales, acerca de como las relaciones mal llevadas entre madres y padres respecto a sus hijos eventualmente terminan generando daños o traúmas en los hijos. Todos los personajes están tocados por relaciones defectuosas con sus padres, Cenicienta con un padre muerto que la hecho incapaz de tomar una decisión al volverse una simple sirvienta que siempre hace lo que le dicen; Jack que ante la ausencia de una figura paterna y con una madre movida por el hambre y la necesidad no mide las consecuencias de robar e incluso matar gigantes, una Bruja que tiene una relación amorosa pero celosa y posesiva respecto de Rapunzel, una niña que robo y a la cual le quiere impedir crecer, una Caperucita Roja que no escucha los consejos de su madre y por ello casi muere, y finalmente un panadero con un padre ausente que moría de miedo de tener un hijo por miedo a fallarle como el suyo a el. 

Aunque si bien es cierto que la versión cinematográfica suaviza y elimina ciertos aspectos (como la muerte de Rapunzel o el affair de los Príncipes de Rapunzel y Cenicienta con Blanca Nieves y la Bella Durmiente), el musical mantiene otras lineas argumentales que tampoco son exactamente suaves. La esposa del panadero tiene un affair (cuando menos un beso o probablemente más) con el Príncipe de Cenicienta que la hace dudar y eventualmente morir, la relación entre el Lobo Feroz y Caperucita cuando menos tiene un toque bastante perverso (aunque eso podría caer en el ámbito de 'la maldad está en los ojos de quien lo ve'), y un montón de personajes mueren (entre ellos la Abuelita y Madre de Caperucita y la madre de Jack). 

No conozco a cabalidad el montaje de teatro pero se que es mucho más crudo y terrenal que la versión filmica. Sin embargo, el mensaje central se mantiene: los deseos son expresiones de nuestras necesidades (racionales o no, factibles o no) que también reflejan de una forma u otra nuestras carencias mayores. Cumplirlos es algo que debemos intentar siempre, pero también debemos ser conscientes de los riesgos que habremos de correr, los cambios a los que deberemos adaptarnos y en última instancia los precios que habremos de pagar.

A nivel técnico el filme es grandioso. El diseño de producción de Dennis Gassner y Anna Pinnock junto con el vestuario de Colleen Atwood (las tres nominadas al Oscar por este filme) son simplemente fantásticos. Sin ser una cinta que posea un derroche de efectos especiales (la producción del gigante es bastante modesta) sin duda logra crear unos escenarios completamente hermosos, y mágicos que se ven reforzados por un vestuario detallado y muy bonito (mis favoritos: la capa de Lobo de Caperucita y el vestido dorado de Cenicienta). 

Las actuaciones son sumamente buenas. Como siempre Meryl Streep comprueba porque es una de las mejores actrices de todos los tiempos con una Bruja soberbia, encantadora y aterradora. Emily Blunt se entrega como la tierna e inteligente esposa del Panadero (su escena final es francamente hermosa). Anna Kendrick como Cenicienta es divertida, graciosa y muy encantadora. Los niños Daniel Huttlestone y Lilla Crawford son encantadores como Jack y Caperucita. Chris Pine es un encantador Principe aun en sus momentos de patanería, James Corden cumple como el hilo conductor. Mención especial a las breves pero brillantes apariciones de Johnny Depp como el Lobo Feroz (un personaje cortito pero precioso), Tracey Ullman (que brilla como la madre de Jack), Christine Baranski (si, la mamá de Leonard en The Big Bang Theory) como la alucinante Madrastra de Cenicienta y Frances de la Tour (Madame Maxine en Harry Potter) interpretando a la Esposa Gigante (le van los personajes altísimos). 

Rob Marshall logró conjunta un solido y colorido elenco que con gran solvencia y cariño dan vida en la pantalla a uno de los musicales más inteligentes y exitosos que Broadway ha tenido en los últimos años que además se convierte en una grata invitación a profundizar en el material fuente. 

 I wish...

Y en la próxima madeja: Mi problema con la izquierda.

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