martes, 14 de octubre de 2014

El nuevo IEDF

La Madeja del Gato (electoral)
Madeja #281
Por Christopher Vergara

El pasado 30 de septiembre, justo en el borde de los límites constitucionales, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral, designó a los consejeros electorales de 18 institutos electorales locales (ahora elegantemente llamados Organismos Públicos Locales Electorales, lo cual crea las siglas OPLEs), ello tras un largo proceso donde hubo las típicas y cansinas acusaciones de los partidos de oposición (señalando como siempre el 'agandalle del PRI' así como las quejas y procedimientos de aquellos que se consideraban con mayor derecho a ocupar alguno de los  126 espacios que fueron ocupados. 

Uno de los organismos electorales donde se renovó el Consejo General fue el del Instituto Electoral del Distriro Federal, donde los siete consejeros en funciones, que llevaban poco más de un año en el cargo fueron removidos en favor de siete nuevos personajes que ejemplifican muy bien el perfil buscado por el CG del INE donde se ponderó la técnica sobre la política, lo cual puede ser un arma de dos filos.

El INE designó como Consejero Presidente del Instituto a Mario Velázquez Miranda por un periodo de siete años a vencer en 2021, a Yuri Gabriel Beltrán Miranda, Dania Paola Ravel Cuevas y Gabriela Williams Salazar como consejeros electorales para un periodo de seis años (a vencer en 2020) y a Olga González Martínez, Carlos González Martínez, y Pablo César Lezama Barreda por un periodo de tres años a vencer en 2017. 

A diferencia de otros procesos de designación, donde las cuotas partidistas son mayormente claras (sin ir más lejos basta recordar el proceso de designación del INE), en esta ocasión y al menos respecto al Distrito Federal, no es tan nítida esta tendencia, aunque si son claras otras dos: por un lado la selección de perfiles ligados claramente a ciertos personajes y por otro que  los perfiles elegidos para los nuevos consejeros son básicamente técnicos-administradores, antes que perfiles de mayor bagaje político o académico, caso contrato al seno del INE y que de alguna forma (más defectuosa que positiva) se intentó hacer en los tres Consejeros Generales que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal designó para el IEDF. 

Mario Velazquez Miranda, es maestro en Derecho Constitucional y ha laborado en diversos lugares, entre ellos el Tribunal Electoral del Distrito Federal, en el Instituto de Transparencia local así como en el mismo IEDF, siempre en roles administrativos de segundo nivel, sin ir más lejos, en el TEDF fue cercano colaborador del hoy ex-magistrado Adolfo Riva Palacio Neri.

Yuri Gabriel Beltrán Miranda ha trabajado en el TEPJF y en el extinto IFE, a la zaga de María del Carmen Alanís, Dania Paola Ravel Cuevas es ex coordinadora de asesores de Marco Antonio Baños, quien además condujo el proceso de designación de los consejeros, por su parte Gabriela Williams Salazar, ha laborado tanto en el TEPJF (Sala Regional del DF) como en el IEDF, bajo el auspicio de Eduardo Arana Miraval y Juan Carlos Sánchez respectivamente. 

Olga González Martínez, cuenta con larga experiencia en el IFE e INE dentro del Registro Federal de Electores, Carlos González Martínez también laboro en el IFE como Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica en la gestión de Luis Carlos Ugalde, finalmente Pablo César Lezama Barreda es lo más cercano a un perfil diferente, pues su trayectoria incluye consultoría política y docencia. 

Más allá de lo preocupante que puede resultar los nombres a quienes se hallan ligados tales o cuales perfiles (particularmente eso me parece algo a tener presente, pero no un factor determinante para descalificar la capacidad profesional de una persona) debemos tener cuidado respecto a que perfil esperamos de aquellos que son profesionales en la materia electoral. 

Uno de los grandes debates dentro del diseño institucional de los organismos electorales, es que tanto deben coexistir la técnica respecto a la política en la materia. En ocasiones es un debate que parece excluyente pues hay voces que señalan el carácter eminentemente técnico de la materia electoral y por tanto excluyente de la política como lo contrario. En realidad la separación no es tan tajante ni sencilla. 

No hay momento de la vida pública de un país donde los ánimos políticos entre la clase política y la sociedad se hallen más caldeados que dentro de un proceso electoral, al ser el momento toral donde los ánimos ideológicos salen a flote y las visiones se contraponen. Por ello es esencial que las personas a cargo de los órganos electorales cuenten con bagaje y experiencia política que les permitan entender, responder y manejar las diferentes crisis que inevitablemente surgirán, muchas de ellas de carácter político y de las cuales no pueden desentenderse. Ello no implica que esas mismas personas a cargo de las instituciones, no cuenten con la mayor profesionalización y capacidad técnica posible en la materia. Es una relación simbiótica que debe forzosamente existir. 

Es decir, necesitamos técnicos políticos como Consejeros Electorales. Por ello es necesario que los perfiles elegidos cuenten con una solida formación técnica pero también con prosapia política, y si me lo permiten hasta con cierto renombre y fama pública que les permitan enfrentar las diferentes presiones que las fuerzas políticas pondrán sobre ellos. Una vez más, el Consejo General del INE es claro ejemplo de ello, al contar con todo tipo de perfiles y currículos, empezando por la de su propio Consejero Presidente. 

Caso muy distinto es el del IEDF, donde como pudimos ver se privilegiaron los perfiles técnicos y donde la experiencia política o académica es escasa, lo cual manda un mensaje ciertamente negativo para los Institutos Electorales Locales: no quieren que sean instituciones con dinámica y vida propia, quieren que sean meros administradores y ejecutadores de las decisiones que tomen el INE y de la legislación electoral. Lo cual no sería negativo, de no ser que viviéramos en un sistema federal donde los organismos electorales locales tienen una encomienda clara. El INE quiere tratar a los OPLEs como trata a las Juntas Ejecutivas Locales, como meras subordinadas. 

Se podrá argumentar que ese fue el espíritu de la reforma, pero ello no es del todo cierto. La idea de la reforma fue despolitizar el nombramiento de los Consejos Electorales Locales, que se hallaban atados a los caprichos de los Congresos Locales, pero nunca generar una dependencia o subordinación (cuando menos en principio) respecto de la autoridad electoral local. Se buscó mejorar el procedimiento de designación pero nunca (o al menos la intención expresada vocalmente) minar la independencia y vida propia de los institutos.

Habrá que ver como funcionan los nuevos consejos locales, revisar cual será su dinámica de interacción con las fuerzas políticas locales, especialmente donde los ánimos estarán más encendidos, es decir en aquellas entidades que renuevan su poder ejecutivo local. Así podremos observar que tan atinada fue la selección de perfiles por parte del Consejo General del INE. 

Por que lo que menos debería buscar el INE es terminar atendiendo asuntos locales, debido a un OPLE políticamente rebasado por los partidos políticos a nivel local. 

Y en la próxima madeja:  Review de Alexander y un día terrible, horrible, malo, ¡muy malo!.

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