miércoles, 16 de febrero de 2011

Carmen Aristegui y MVS

La Madeja del Gato (radiófónica)
Madeja #101
Por Christopher Vergara

Mucha controversia causó en ultima semana pasada y media la salida y posterior regreso de Carmen Aristegui de la estación Noticias MVS 102.5, propiedad de MVS Radio, de la familia Vargas.

La historia ya es conocida, tras realizar una editorial el viernes 4 de febrero, donde solicitaba a Presidencia dar a conocer informes o reportes que respondieran a la acusación formulada por el diputado del PT en el sentido de que el señor Felipe Calderón tiene o no problemas de alcoholismo.

Corte a el domingo 6 donde en las redes sociales circula la versión de que MVS despidió a Carmen Aristegui, versión confirmada el lunes 7, dónde MVS confirma que por 'violar el código de ética' de la empresa, al difundir 'rumores como noticias' habian decidido rescindir la relación contractual.

Y la avalancha empezó, en las redes sociales y opinión pública se desató la versión de que Aristegui fue corrida por presiones de Presidencia de la República, se empezó a acusar a MVS de censora, se linchó a Luis Cárdenas, quien estuvo al frente de la emisión en ausencia de Aristegui, la misma Carmen dió una declaración señalando que fue un berrinche del Presidente presionando a MVS con las concesiones de banda ancha en 2.5 GhZ, la opinión pública se polarizó, polarización que incluso alcanzó a la mayoria de los periodistas que tomaron tal o cual posición e incluso dieron sendas pseudo lecciones de ética periódistica.

A final de cuentas MVS anunció que Carmen regresara a su espacio el próximo lunes 21, pondran en discusión la cláusula arbitral del código de ética, y crearan un defensor del radioescucha para que evalúe esos criterios.

¿Qué enseñanzas nos deja este hecho? Primero, lo peligroso que se esta volviendo la autocensura en los medios de comunicación, si bien es cierto que no podemos afirmar que Presidencia de la República siga dictando linea o ejerciendo influencia sobre la línea editorial de los medios, es mucho más notorio el peligro en el que caen las empresas, que en pos de defender sus intereses, permiten la autocensura en sus medios con el fin de no alterar o no tocar tales o cuáles intereses.

Porque a final de cuentas la autocensura es más peligrosa que la misma censura, pues afirma que la pluralidad de espacios y opiniones estará limitada por los intereses que tengan televisoras y radiodifusoras, y nos lleva al hecho de que nuestra legislación en materia de telecomunicaciones, televisión y radiodifusión es ya muy vieja, deficiente y obscura, lo cual permita se cometan abusos de tal o cual manera como se ha visto con la SCT y el laberinto que ha sido la renovación de sus concesiones a MVS.

Por otro lado también nos habla del gran poder que pueden llegar a ejercer la sociedad civil cuando decide organizarse y reclamar (sin entrar en bizantinas discusiones sobre si fue manipulada o no).

El gran movimiento social que se gestó en torno a Aristegui, más él pesimo manejo que hicieron del asunto MVS y sumado a la continuamente espantosa política de comunicación social de Presidencia de la República, hicieron que la opinión pública apoyara de manera arrollador a Aristegui, logrando presionar lo suficiente para que MVS diera marcha atras en su decisión que de mantenerla les hubiera costado más de lo que los hubiera benéficiado.

Por ultimo, también nos habla de que sensible es aun la sociedad, los medios y los servidores públicos tienen miedo de hablar franca y directamente sobre asuntos de vital importancia como la salud del títular del Poder Ejecutivo, rumor o no, alcoholismo, neurosis, esquizofrenía, o la enfermedad que sea, la salud del Ejecutivo debe ser pública y conocida. Efectivamente es su vida privada, pero vida privada que nos corresponde conocer.

El Último Hilo: Otro punto sobre el tema es el asqueroso papel que tomaron algunos comunicadores con pérfil y linea editorial más acorde y suave con Presidencia de la República, queriendo amén de mostrar sus fobia personales, sendas lecciones de pseudoperiodismo y ética que rara vez practican en sus espacios.

Y en la próxima madeja: El final de Hannah Montana.

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