jueves, 22 de enero de 2015

Los candidatos independientes

La Madeja del Gato (electoral)
Madeja #290
Por Christopher Vergara

La gran panacea en estos días para algunos ciudadanos ilusos y algunos medios perversos son las candidaturas independientes que la ley electoral permite por primera vez a nivel federal y en muchas de las entidades con proceso electoral concurrente. 

Desde hace años, cuando el farsante de Jorge Castañeda empezó a prometer el oro y el moro con las candidaturas independientes, ha ido creciendo una suerte de opinión positiva a las mismas partiendo del supuesto de que al estar desligados de los partidos políticos, aquellos personajes que sean electos legisladores o ejecutivos tendrán un 'compromiso real con los electores y sus ciudadanos' antes que con los 'perversos partidos políticos que nos han sumergido en su partidocracia'. 

Siendo honestos gente, las candidaturas ciudadanas no van a resolver nada, no van a ser la herramienta de transformación que termine con la partidocracia, no van a generar en automático mejores políticos, mejores legisladores y mejores gobernantes y mucho menos van a lograr terminar con la crisis política y social que vivimos actualmente. 

Incluso se podrían presentar efectos adversos: las candidaturas ciudadanas generan distorsiones en los sistemas políticos como son un aumento en la personalización de la política (es decir, que la política se definan por personas y no programas como en algunas democracias latinoamericanas), la intromisión de poderes fácticos (porque serán independientes de los partidos políticos pero no de intereses particulares a los que sirvan, estén ligados o busquen congraciarse) e incluso el siempre latente riesgo de tener o improvisados políticos o cascajo político. 

Este último punto ya lo estamos viviendo: o aquellos que buscan ser candidatos son una completa bola de inexpertos e ignorantes (de la política y en ocasiones de la vida) llegando a casos de caricatura como la probable postulación de un dúo de payasos rumbo a la Presidencia Municipal de Guadalajara (si, me refiero a ustedes Lagrimita y Costel) o son un completo caso de cascajo político, de políticos que han pasado por varios partidos y como ninguno le quiere seguir sus juegos, buscan repetir ellos y tres locos que los aprecian en su nueva aventura, sin ir más lejos ahí está Demetrio Sodi intentando recuperar la delegación Miguel Hidalgo o el siempre presente caso de Jorge Castañeda, maestro del cascajo político. 

Las candidaturas independientes son además una ilusión porque parten de supuestos totalitarios donde quien es electo tiene absoluto poder de decisión (estamos eligiendo legisladores o gobernantes, no reyes). Aquellos candidatos independientes que lleguen al Congreso no podrán hacer nada por si solos, necesitaran contar forzosamente los votos de otros legisladores, incluso y siguiendo la misma naturaleza humana esos legisladores terminarán agrupandose en 'asociaciones' que serán simples y llanas fracciones sin el título de un partido que los respalde. 

Peor aún, gobernar no es como en los tiempos del PRI decir la hora que uno quiere que sea. Gobernar es una compleja tarea que implica interactuar con diversas fuerzas (factores reales de poder) que se hallan en constante tensión y choque. Esas fuerzas van desde los electores pasando por grupos económicos, sociales y políticos. Son ecosistemas políticos de gran diversidad y complejidad. La labor de gobernar es muy ingrata además porque las decisiones trascendentes habitúalmente significan generar perjuicios para todos (también beneficios, pero esos siempre son ignorados). 

Por eso nacen los partidos políticos, por eso se agrupan. Porque las personas, así tuvieran la calidad ética y humana más alta de la existencia, no pueden por si solos realizar una tarea que por su misma naturaleza implica una cesión de principios y una capacidad de negociación donde todos deberán tener ganancias pero también perdidas. La política es una arena sórdida que desnuda la rudeza de la naturaleza humana. 

Más allá de seguir creyendo en utopías de candidatos independientes montados en unicornios de colores que nadan en ríos de colores, es necesario repensar nuestra relación con los partidos políticos, porque ellos son la clave para que cualquier democracia opere de manera razonablemente adecuada. Los partidos políticos por definición son esos aglutinadores o acumuladores de intereses y esas correas de transmisión de intereses de los ciudadanos hacía la acción de gobierno. 

Si, nuestro sistema está jodido porque el primer partido serio que se funda en este país (el Revolucionario Institucional) jamás nació con este espíritu sino con el de ser un partido paraestatal que encausara a los factores de poder dominantes tras la revolución (donde y pese a muchos sectores 'populares' de los que presumiera, los ciudadanos no jugaban un rol activo) y si, los otros dos polos políticos principales hoy en día están hundidos en sus propios vicios y defectos (por un lado la naturaleza esencialmente elitista, clasista y reaccionaria de Acción Nacional y por otro la constante amenaza de ruptura y las radicales diferencias ideológicas internas de la izquierda)  pero eso no quiere decir que debamos tirar el sistema político a la basura y ponernos a elegir candidatos independientes. 

Algo que la población mexicana aún no ha entendido es que la política es una labor de corresponsabilidad entre ciudadanos y políticos. Ergo, los ciudadanos también somos corresponsables de los partidos políticos (particularmente pienso que los partidos -corruptos, mezquinos y todo lo que son- reflejan a la propia sociedad, pero tema es aún más espinoso de tratar). Si los partidos en su estado actual están alejados de la visión que de ellos debería tener la ciudadanía, es labor de la misma, indicarles cual es la visión que los ciudadanos quieren para los partidos. 

El voto es la manifestación primera de esto, pero no debe ser la única. Deberán existir otros caminos, entre ellos, aquel -que los Dioses nos perdonen- hacernos y ser políticos. Y no solamente buscar rescatar los partidos que existen, sino incluso crear más. Además de una tarea interesante, ahí se verá que tan fácilmente (o no) los ciudadanos se alejan y no cometen esas prácticas que tanto le critican a los 'políticos'.

Los candidatos independientes no resuelven o destruyen la 'partidocracia', los ciudadanos, transformado el sistema de partidos al adueñarse de ellos, terminan con sus vicios. 

Porque esencialmente todas las democracias modernas son partidocracias, otra cosa es que las sociedades hayan fracasado en que sirvan a sus intereses. 

Y en la próxima madeja: Los candidatos de Morena al GDF.

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