Madeja #198
Por Christopher Vergara
Una temporada después de lo que significó la abrupta salida de Charlie Sheen y la intempestiva llegada de Ashton Kutcher a su elenco, la veterana serie Two and a Half Men (ya en su décimo año) se encuentra finalmente asentadose del torbellino que sucedió la temporada pasada y renovándose con la habilidad de reinventarse así misma y darnos material para nuevas temporadas.
Muchas críticas le llovieron a Ashton Kutcher y su personaje Walden el año pasado, que si no era gracioso, que si era un imbécil, que si no era un asshole como Charlie, que si no tenía química con Jon Cryer, que si sólo vivían del recuerdo de Sheen y una serie de críticas (algunas validas otras con el hígado y por tanto desechables).
Y era bastante esperable. Tener una serie durante 9 años con un personaje y cambiarlo de la noche a la mañana, en medio de un escandalo que incluye dimes, diretes y golpes bajos nunca es fácil. Imagino Chuck Lorre, Warner y CBS sabían lo que les esperaba. Pero más allá de dejarse asustar por eso y cancelar la serie, decidieron lo más lógico y conveniente: darle tiempo.
El sitcom tiene una bendición en su diseño y en la forma que se trabaja en Estados Unidos: al estar espaciada su producción durante 8 meses y tener siempre la oportunidad de continuarla (porque incluso los finales nunca son cerrados), se tiene la oportunidad de que la serie madure, los actores vayan bordando sus personajes, las situaciones se vayan estableciendo, las dinámicas maduren, se transformen y vayan estableciendo líneas argumentativas y creativas sólidas que permitan conquistar al tiempo.
Lo que cualquier sitcom con una premisa inteligente y un equipo técnico impecable es tiempo. Two and a Half Men en su revamp lo necesitaba.
Nadie más allá de los críticos habituales y/o fans de la serie se dedicaron a darle seguimiento a la novena temporada después de pasada la nota. Y por ello nadie comentó algo que fue muy notorio: la serie fue tomando nueva consistencia. El personaje de Walden fue tomando su propia forma, su dinámica con el resto de los personajes, fueron estableciendo su propio universo de nuevos personajes a la vez que se permitió el regreso de personajes del pasado en ocasiones especiales.
Más allá de que Kathy Bates fuera el fantasma de Charlie Harper: Walden superó su divorcio, se enamoró de una mujer británica, estuvo a nada de hacer una familia e inició una nueva compañia con quien fuera su ex-socio. Alan por su parte dominó sus técnicas de parásito para posteriormente volverse el mejor amigo de Walden a la vez que ha ido haciendo una relación cada vez más estable con Lindsey.
Y así llegamos a la décima temporada, donde tenemos eventos relevantes como el rompimiento de Walden con su novia lo cual lo lleva a por primera vez trabajar su necesidad de estar metido en una relación y aprender a estar sólo mientras prueba diferentes mientras que por otro lado Alan finalmente se comprometió con Lindsay venciendo uno de sus más grandes temores. Todo mientras Jake se une al ejercito y vive su primer gran corazón roto en la figura de Missy (una esplendida Miley Cyrus).
Two and a Half Men no sólo triunfa por su magnífico elenco y producción impecable, además ha triunfado por su manejo cómico e inteligente de muchos de las temáticas de la sociedad actual, la liberación de la sexualidad femenina, las relaciones familiares disfuncionales o la dinámica de las relaciones actuales y su forma de abordar el compromiso entre otros. Y lo sigue haciendo, sólo desde un enfoque diferente: Walden y un Alan más maduro en ciertos aspectos.
Walden es en muchos sentidos similar a Charlie (facilón para la cama, millonario, entre otras) pero en otras es muy diferente (mucho más amable con Alan y sus amigos, en busca de un nuevo amor para toda su vida). Lo cual le da a ciertos tópicos un cariz muy sabroso y diferente. Ahí ha radicado (amén del carisma de innato de Kutcher) el nuevo éxito de Two and a Half Men.
Yo le sigo dando mi voto de confianza a la serie, incluso me gusta más antes que ahora (siento muchisíma más empatía por Walden que por Charlie), sus dinámica e historias actuales son muy frescas, bien escritas y en especial completamente divertidas. No se siente como Two and a Half Men durante sus séptima y octava temporada donde las cosas se empezaban a gastar. Aquí todo es fresco y cool. Aquí queda mucho potencial.
Lo único que haría es tener a Missy de tiempo completo... La escuela de Miley Cyrus en el sitcom es materia que no se puede desperdiciar. Y sus niveles de audiencia (los más altos de la temporada en sus dos apariciones) confirman que la gente la busca (por escandalo o por cariño).
Y ya si Angus T. Jones sale de la serie por sus locas declaraciones religioso-radicales. Missy sería perfecta para completar el 'half' de la serie.
Y en la próxima madeja: Review de Cuando Toca La Campana 2, que se acaba!.
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