Madeja # 183
Por Christopher Vergara
Tal y como se esperaba, antes de la fecha límite que le establece la Constitución, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en su Sala Superior, resolvió el juicio de inconformidad interpuesto contra la elección presidencial por la coalición Movimiento Progresista (PRD, PT, MC) pudiendo proceder a realizar el computo definitivo, declarar la validez de la elección y en consecuencia emitir la declaratoria de Presidente electo, que recae, como se esperaba en el excandidato del PRI y remora, Enrique Peña Nieto.
En realidad no habia muchos motivos para sospechar que el Tribunal hiciera caso al PRD y remoras en el sentido de invalidar la elección, por dos motivos principales, la porquería de recurso que entregó el PRD y la inherente dificultad de los motivos que lo fundaron.
El primero es de verguenza ajena, y es que con nombres como Jaime Cárdenas y Arturo Núñez (que tienen mucha experiencia y conocimiento en materia electoral) y quienes supuestamente realizaron el recurso madre, realmente no parecen tener toda esa experiencia habida. Es imperdonable la baja calidad del recurso que entregaron, un escrito confuso y contradictorio, repleto de falacias y datos incoherentes, basado en pruebas que no resisten el tamiz siquiera de la más elemental suspicacia (tenía más recortes que otra cosa), y con argumentos pobres y dogmáticos.
No cabe concebir que teniendo cuando menos todo el proceso electoral para investigar y documentar el hato de irregularidades (que sin duda existen), la Coalición haya esperando hasta el día de las elecciones para empezar a medio armar el expediente y medio llenarlo de cuestiones de fe, esperando que la autoridad, sea el IFE o el Tribunal por obra y gracia de la divinidad aporte más información.
Porque además, (y aqui viene el segundo motivo), todos y cada uno de los elementos que la coalición presentó fueron a simple vista verdaderos, pero el probarlo es altamente complejo en virtud de las características inherentes a los argumentos que fueron esgrimidos. Por ello es que los Magistrados con el petalo de una rosa derrumbaron uno a uno todos los argumentos. Recurso mal hecho y mal utilizando conceptos de una sofisticación alta para unos miseros recortes de revista y videos de televisión.
Veamos algunas cosas: la compra y coacción del voto. Aún sin acudir al medianamente engañoso argumento de que todos los partidos compran votos (lo cual es verdad, pero no es lo mismo poder comprar votos en 5 o 6 entidades, que hacerlo en 20 como el PRI). Demostrar la compra del voto, tal y como viene tipificada en la legislación (o incluso siendo más abiertos y laxos con el criterio) es practicamente imposible.
Y es que, para empezar habría que demostrar los actos por los cuales los partidos, en este caso el PRI llevo a cabo la compra, sea desde los monederos o cosas por el estilo, en general eso podría no ser tan dificil, pero comprobar la compra de voto en sí, la alteración y coacción en la libertad del voto es imposible, en virtud de que el voto es libre y secreto y cada quien hace dentro de su mampara lo que quiere con sus boletas.
Es decir, yo no dudo de que el PRI haya movilizado estructuras y comprado votos, pero demostrarlo esta cañón.
Relativo al rebase de tope de gastos de campaña, en primer lugar habría que decir que este proceso tiene sus tiempos propios, en virtud de que los modelos de fiscalización que realiza el IFE son largos y complejos ya que tienen por objetivo no dejar uno sólo de los gastos sin comprobar. Desde la más pequeña servilleta de un mitín de campaña hasta los gastos más espectaculares como la operación de las giras del candidato.
Sin embargo esta fiscalización se llevara su tiemp, cuando Peña Nieto sea ya Presidente en funciones, y particularmente siempre esta la valoración subjetiva de que tanto influya o no el rebase de tope de gastos en una elección, en especial una donde las reglas de equidad son tan cerradas y donde todos los partidos gastan cuantiosos recursos para poder realizar sus campañas.
Particularmente yo estoy en contra de que el rebase de tope de gastos de campaña sea una causal para anular una elección, sin duda es un acto indebido que debe ser castigado y reprendido, y con multas equivalentes a lo que fue rebasado, pero no considero que sea un factor que altere la votación de tal manera que haga que gane un candidato u otro. No es 1988 donde la diferencia entre el partido gobernante y la oposición era abismal.
No me cabe la duda además de que los priistas son seres tan habiles que van a encontrar la manera de cuadrar sus cuentas, es decir, sea metiendolo en gasto de campañas para diputados, senadores o elecciones locales, o sea encubriendolo como sea pero van a encontrar la manera. Por eso vivimos en un país donde nadie rebasa los topes de gastos de campaña.
Luego esta el tema de la manipulación mediatica, ignorando el hecho de que, en un afán hipócrita y convenenciero, Televisa y TV Azteca hicieron coberturas cuasicronometradas de las campañas, hay ciertas cosas que deben ser corregidas, en especial en aquellos medios que escapan a la legislación actual.
A mi no me cabe la menor duda de que Radio Formula vende espacios en sus programas de interés general a cuanto candidato se lo ofrezca, desde Maxine Woodside hasta René Franco entrevistaron a cuanto político quizo pasar por sus microfonos, con entrevistas arregladas, cronometradas e introducidas en ambientes donde nada tienen que hacer. Radio Formula, cínica como es lo va a negar, pero son claros espacios comprados.
Pero el problema es una vez más probar tanto que eso haya sucedido como el que eso haya influido en los resultados de la elección, Radio Formula jamás admitirá que hubo venta de esos espacios, incluso podrían no existir porque fueron pagados en especie o incluso como favores políticos.
Ahora, también entra el tema de que tanto se puede limitar lo que sin duda son los espacios de libertad de mercadotécnia política de los partidos, sin duda la publicidad del Partido Verde en las revistas, cines, carta de correo, calles, etc era sumamente molesta, pero estaba dentro de los límites de lo que esta permitido, y si, nadie duda de que sea un partido bananero y chafa, pero de que tiene un marketing envidiable eso sin duda. Y aqui entonces el problema ya no son los partidos que hacen, sino los partidos que no hacen.
Y finalmente tenemos el tema de las encuestas, no podemos afirmar que hayan jugado o no a favor de Peña Nieto, aunque yo tengo la convicción de que al menos un par de ellas si lo hizo por interés particular, sólo podemos señalar que todas hicieron muy mal su trabajo. En especial aquellas que le daban hasta quince o veinte puntos de ventaja a Peña.
Pero el tema con las encuestas es que van a ser ellas mismas quienes van a pagar los platos rotos, el descredito en el que esta sumidas es simplemente delicioso desde afuera (y seguramente horrible desde adentro), por lo menos hasta la proxima elección (y si no vuelven a fallar miserablemente), las encuestas ya no serán esa especie de gurú que se les quizo hacer en la pasada campaña. Y eso es elementalmente sano.
Si, sin duda que Enrique Peña Nieto haya obtenido el triunfo es poco menos que desesperanzador en todo sentido, pero no podemos negar y cegarnos a que si el lo hizo fue producto de una convicción del voto, no puede quedar duda de que realmente Peña Nieto ganó la elección presidencial, de manera chafa y mañosa, pero la ganó dentró de un marco mínimo de legalidad.
Muy probablemente como dice Andrés Manuel si haya un masoquismo colectivo por parte de los mexicanos, pero aqui habría que aplicar la de que ningún pueblo experimenta en cabeza ajena.
En pocas palabras, si la mayoría relativa voto por Peña, pues que se joda.
Aqui lo único triste es que nos jodemos todos.
Y en la próxima Madeja: Review de Baby Daddy.
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