Madeja #218
Por Christopher Vergara
Finalmente el pasado jueves, con dos semanas de diferencia con Estados Unidos, lo cual sin duda se debe considerar un hito, Fox estrenó el final de la cuarta temporada de Glee, con lo cual ha llegado un buen momento para hacer un balance de la misma.
La cuarta temporada de Glee presentaba demasiados retos. El primero era el peligro de que la serie perdiera cohesividad derivado de que más de la mitad de los New Directions originales se graduaron quedando apenas unas seis caras conocidas como estudiantes de McKinley High.
Sin embargo, hay que reconocer a Ryan Muprhy y su brillante equipo de escritores y productores que lograron combinar decenas de historias sin que en ningún momento se perdiera la cohesividad o se perdiera la serie.
Más aun, la serie logró conservar su espíritu innovador y actual que la ha hecho permanecer más de cuatro años. Si bien lejos del estridente éxito que tuvo la serie durante la ya lejana primera temporada de 2009, la serie sigue siendo uno éxito redituable para la cadena con una base consistente y estable de seguidores y tele-espectadores.
La cuarta temporada tuvo su sede en dos lugares alejados de si. Nueva York y Ohio. En el primer sitio seguimos viendo la historia de Rachel y Kurt quienes logran entrar a la Academia NYADA, y donde cada uno aprende nuevas y valiosas experiencias. Rachel vive el desagrado de vivir en un ambiente de alta competitividad, con una profesora que la rechaza (una muy genial Kate Hudson interpretando a una deliciosa y exigente perra amargada), tiene un romance de final desafortunado con Brody (un muy atractivo Dean Feyer) quien sin embargo la ayuda a acoplarse a Nueva York, y continúa mejorando y creciendo de tal manera que termina teniendo su primer callback para el revival de Funny Girl que se prepara en Broadway.
Por su lado Kurt pasa del shock inicial se haber sido rechazado de NYADA y ver sus sueños morir a lanzarse a la aventura (impulsado por Burt y Blaine), ser asistente de la editora de Vogue.com, Isabella Wright (una hermosa y dulce Sarah Jessica Parker) así como posteriormente entrar a NYADA y cumplir su sueño, además de un nuevo interés amoroso en la figura del británico Adam (Oliver Kieran-Jones) el lider de los desaptados de NYADA (que por otro lado paso de ser la escuela super exclusiva y selecta a una McKinley de artes teatrales).
El lazo más claro entre Ohio y Nueva York sin duda la relación entre Kurt y Blaine. Darren Criss sin duda es una de las estrellas más radiantes de Glee y lo volvió a mostrar durante la cuarta temporada, donde atravesamos por las complejidades de la relación a larga distancia entre ambos que terminó con Blaine siendo infiel (de a de veras) con Kurt y este cortando con el en uno de los momentos más dramáticos y perfectos de la serie.
Quedan para el recuerdo posterior, el sufrimiento de Blaine (y en menor medida de Kurt) por el rompimiento, la posterior reconciliación en términos de amistad (y de acostones ocasionales) y el cliffhanger de final de temporada donde no sabemos si Blaine le pide o no matrimonio a Kurt.
Finn y Rachel también atravesaron su propio rompimiento, más a causa de que Rachel se canso de la falta de dirección en la vida de Finn que otra cosa. Es así como Finn, un tanto perdido al principio encuentra finalmente su vocación y su sueño, que es ser profesor. Para lo cual un rato es ayudante de Will, dirige un corto tiempo Nuevas Direcciones y finalmente va a la Universidad a obtener su título.
Respecto de los otros chicos que se graduaron, algunos apenas pudieron apostar grandes cosas. Santana fue la que más brilló, buscando nuevos sueños en Kentucky hasta caer en cuenta que es en Nueva York donde también esta el suyo, dando paso a su integración dentro del elenco Nueva York.
Quinn, Mercedes, Mike y Puck tuvieron roles menores aunque siempre con momentos brillantes y divertidos. Resaltan la fugaz carrera como solista de Mercedes, el acostón lesbico de Quinn, y la relación de Puck con con su hermano Jake.
Sin duda uno de los regresos más lindos de la serie fue el de Chord Overstreet en su rol de Sam quien finalmente encontró dos historias muy buenas que le dieron presencia y pantalla al personaje. Por un lado su relación con Britanny que estuvo lleno de buenos momentos y por otro lado su amistad con Blaine, que fue muy bien escrita y llevada, un buen modelo de amistad entre chico gay y chico hetero.
Aunque la temporada no terminó junto con el año escolar como las anteriores (el final de temporada es sólo la victoria de New Directions en las Regionales): los chicos que se graduan este año (Blaine, Tina, Artie, Britanny y Sam) brillaron de manera muy genial. Resalta la hermosa hermandad que nació entre Tina y Blaine (con todo y crush de enamoramiento incluido), el inicio de la carrera de cine de Artie, así como el genio incomprendido de Britanny.
Por el lado de los adultos la trama más larga fue la de Will y Emma, que inclyo una boda frustrada, una Emma escondida, el reinicio de su relación y una boda al final de temporada, sencilla y sin grandes ceremonias. Por su lado Sue, se enfrenta a la maternidad para finalmente se despedida de la escuela por culparse de un error cometido por Becky. La Coach Beastie por su lado siguió en su búsqueda interminable por el amor.
Finalmente los nuevos miembros de Nuevas Direcciones resultaron muy interesantes. Sin duda la mejor de todas fue la de Ryder, el personaje de Blake Jenner, el ganador de la segunda temporada de The Glee Project, que si bien entró como un mini Finn terminó dando más de si. La integración de Alex Newell en su rol de Wade / Unique, resultó extraña al principio aunque con el tiempo fue mejorando. Las adiciones de Jacob Artist como el hermano sensible Puck, quien entabla una relación con Marley (una hermosa Melissa Benoist) que interpreta un personaje tierno,aunque demasiado inocente y manipulable. Finalmente Kitty (Becca Tobin) resulta una copia carbón de Quinn al inicio que mejora muy notablemente conforme la serie avanza hasta tomar voz propia.
Pero sin duda el gran merito principal de Glee es la variedad de temas que toca, siguen siendo estandarte de la serie el bullying, la homosexualidad, la crisis económica, las relaciones afectivas adolescentes al que se sumaron nuevos temas como la dislexia, el abuso sexual, y la violencia en escuelas (con todo y tiroteo incluido).
Es ahí donde radica aun la gran virtud de Glee. El poder hablarle a su audiencia sobre una variedad de temas de actualidad, jamás pontificando o educando sobre el tema, sino hablando con diversos puntos de vista y siempre respetando la inteligencia del público.
Obviamente no podemos dejar de lado la música de Glee. Tuvimos una diversidad de temas musicales, algunos más memorables que otros, muchos clásicos y otros tantos nuevos de actualidad, música mainstream y canciones indie que ganaron fama por Glee, con todo y hasta el número musical 500 (Shout!), homenajes a Britney Spears, Stevie Wonder y el montaje por parte de Glee del musical Grease (Vaselina).
Es así, que con una solida historia, grandes canciones y un espíritu aun vanguardista, aun lleno de corazón, aun lleno de alegría, Glee llegó al final de su cuarta temporada, una temporada que como fanáticos nos volvió a llenar de alegría, de esperanza y de amor. Bien por Glee. Bien por Ryan Murphy.
Y dado que Glee ha sido renovado para una quinta y sexta temporada. Nos quedan dos años más de Glee.
Hasta septiembre, chicos!
Y en la próxima madeja: La crisis de Acción Nacional.
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