Madeja #153
Por Christopher Vergara
Hace poco más de 5 meses todo era miel sobre hojuelas para el Partido Revolucionario Institucional del Distrito Federal, el PRI veía como una ventaja de más diez puntos en las encuestas sobre cualquier aspirante del Partido de la Revolución Democrática parecían ponerle fin a quince años de dominio del PRD en la ciudad.
Pero toda esa bonita ilusión y ventaja se pulverizó en menos de dos meses, en diciembre con el proceso (limpio, unido y ordenado) de selección de aspirante del PRD (que concluyó en la elección de Miguel Ángel Mancera) y la designación por democrático dedazo de Isabel Miranda de Wallace como candidata de Acción Nacional de inmediato pulverizaron toda ventaja del Revolucionario Institucional en la competencia rumbo al GDF.
La desaparición de una decena de aspirantes del PRD (que dividian o hacian indescriptible el voto del partido) así como la unción de un candidato con fuerza y popularidad llevaron al PRD a aumentar sus preferencias electorales colocandolo a niveles similares y probablemente superiores a los de 2006.
Aunque bastante alicaida su popularidad (donde ninguno de sus caballos alcanzaba el 10% de intención de voto), la designación de Miranda de Wallace aumentó las intenciones de votación sobre los 15 e incluso hasta 20 puntos de la contienda. Con ambos factores se explica la desaparición de toda la ventaja del Revolucionario Institucional.
Pero no sólo han sido factores externos lo que han evaporado la ventaja del Revolucionario Institucional de la contienda por el GDF (el segundo centro de poder político y económico por excelencia del país), sino la dura y amarga realidad del Partido en su ámbito local se ha revelado con total desfachatez.
El golpe más fuerte que ha recibido el Revolucionario Institucional en los meses pasados no ha sido el trabajo de la oposición, ha sido sus mismos demonios y batallas internas que hoy le cobran una factura muy costosa, la factura de no existir en la ciudad.
Ante la nula formación de cuadros políticos en la ciudad las encuestas marcaban como total favorita a la diputada por Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel, quien hace seis años en una de las peores campañas vistas en la ciudad fuera relegada a un lejano tercer lugar con apenas 20% de la intención de votos.
Ya con la bendición de Enrique Peña Nieto (que torpemente creyó que la diputada podría ahora si dar la sorpresa) y con todo el aparato del tricolor nacional la candidata se inscribió a un proceso interno donde ambicionaba ser precandidata única y ganar la candidatura del partido en un bonito día de campo.
Pero no contaba la diputada Paredes y su equipo político que ha dominado el PRI DF en los ultimos quince años que las facturas por sus acciones, groserías, abandonos, desaires y demás lindezas le cobrarían hoy la factura. Sin grupo político que la ampare en la capital Paredes se enfrentará al Grupo de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, el llamado Principe de la Basura.
Gutiérrez de la Torre será críticable en muchisimos aspectos, entre ellos representar lo más podrido y arcaico del Revolucionario Institucional, pero si algo se le debe reconocer es que su grupo ha sido el único al interior de ese partido que ha realizado trabajo territorial, que ha buscado mantener con vida al partido en la capital, tanto así que la poca y ralita estructura del Partido a nivel local pertenece a su grupo.
Y ello debe preocupar a la señora Paredes pues ante su soberbia y falta de tacto político para tejer acuerdos, Gutiérrez de la Torre decidió lanzar como su precandidato a Tonatiuh González Case, joven político que ha sido diputado local y que cuenta con toda la estructura de su grupo para presionar a Paredes a formar acuerdos y ceder candidaturas (en especial plurinominales, donde estará la tanda jugosa) e incluso en una de esas (aunque el escenario es ciertamente remoto) ganarle la candidatura,
Pero Paredes no sólo enfrenta ese flanco interno, sino la tlaxcalteca esta pagando los terribles errores que cometió al interior del Partido hace años atras, y es que si alguién tiene cuentas pendientes con ella es la profesora Elba Esther Gordillo quien no es cuidadosa en ocultar su odio por la diputada, a quien intentará por todos los medios destruir.
Así es como se explica que Nueva Alianza tenga como uno de sus precandidatos (y seguramente la candidata ganadora) a Rosario Guerra, priista de los tiempos de Manuel Camacho Solís, quien al interior del PRI capitalino era dirigente de la corriente Tercera Vía, grupo priista que fue marginado y excluido por los grupos de Paredes y Gutiérrez de la Torre (este ultimo grupo incluso la llegó a golpear y dejar lesionada), y quien sólo va a la competencia con el mismo fin que la señora Wallace, quitarle votos a la señora Paredes (y en consecuencia al Enrique Peña Nieto).
Es con este trágico cuadro, con una oposición fuerte (sin cuadros políticos relevantes, pero Acción Nacional cuenta con una estructura limitada pero medianamente efectiva, y el PRD no necesita explicación), un partido que desde hace 15 años esta sepultado en el abandono, la miseria, la pobredumbre y que además se encuentra sumido en tremendas pugnas internas y una candidata sin arrastre, sin grupo político real, y sobre todo sin el ánimo de realizar una campaña intensa que el sueño de hace meses de regresar al GDF parece evaporarse cada vez más.
El pasado nos condena, pues.
El Último Hilo: Además hay factores ciertamente interesantes en la candidata, descartada (creyendo en su palabra) que Paredes este enferma, la misma candidata no es partidaria ni seguidora de las campañas territoriales fuertes. Basta recordar que la mayor parte de sus cargos públicos han sido plurinominales o por designación y en especial la mediocre campaña de hace seis meses, con spots ridiculos de Paredes cantando y bailando y mitines que eran más tertulias de café que otra cosa.
Y en la próxima madeja: El PRD y sus candidatos a gobernadores (ahi si hay algo, XD).